¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Incertidumbre, estrés, agotamiento y acoso laboral entre otros problemas están sufriendo miles de trabajadoras y trabajadores a quienes la pandemia les ha agravado las condiciones de precariedad y limitaciones conque desenvuelven sus vidas junto a sus familias.

Los trabajadores dominicanos viven en condiciones deplorables ahora agravadas con el Covi19 que ha llevado al cierre de empresas y a la suspensión de los contratos de trabajo, entre otras situaciones que el Gobierno ha querido subsanar con la creación del Fondo de Asistencia Solidaria del Empleado (FASE), el cual consta de dos modalidades.

Mediante este fondo, a los empleados de las empresas que continuaran abiertas el Estado pagaría el 70% de los salarios y los empleadores el 30%, a fin de asegurar el pago completo a los trabajadores, compromiso que no ha asumido la mayoría de las empresas sin importarle lesionar el presupuesto familiar.

Es indignante la mezquindad de muchas empresas cuyos empleadores en estas funestas circunstancias han demostrado valorar muy poco a quienes con su sudor les aumentan sus capitales para que ellos mantengan sus riquezas y estilo de vida de lujo y confort.

La reducción del presupuesto familiar en el período de confinamiento tiene en estado de desesperación a los trabajadores que deben buscar la manera de completar el faltante del presupuesto familiar, debiendo incluso faltar a las medidas de contención del virus y el distanciamiento social vigente.

Otro de los sectores sometidos a estrés es el de los trabajadores de los centros de llamadas, multinacionales de zonas francas. Sus jefes se distinguen por acosar los empleados monitoreando el tiempo, su actitud, el horario, como si fuesen granjas esclavas en pleno siglo XXI.

En un futuro no lejano esta clase de maltrato podría producir conflictos laborales derivados de algunas de las medidas aplicadas durante la pandemia

que deben ser subsanadas entre el Estado, los representantes laborales, empresariales y sociales.

El gobierno anunció la desescalada de la cuarentena, cuya primera fase empezó la semana pasada suprimiendo parcialmente la veda laboral a las micro y pequeñas empresas, a las empresas medianas y grandes y al sector público con la idea de reiniciar la dinámica económica del país.

La reincorporación al trabajo inquieta a empleados y trabajadores que no entienden cómo será ese proceso y si mantendrán sus empleos, porque ignoran cómo se realizará ese proceso que los economistas vaticinan complejo y de quiebra de muchas empresas.

Expertos laboralistas consideran incompletas las disposiciones tomadas para restablecer las actividades económicas del país, porque se dejan sueltos aspectos no contemplados en las leyes. Sin embargo, entienden que el hecho de que en las resoluciones emitidas durante la pandemia se introdujeran términos como trabajo a distancia, flexibilidad laboral, trabajo a domicilio, etcétera confiere al código laboral un atisbo de modernidad.

Las interrogantes que se hacen los trabajadores sobre el futuro laboral en el país debería servir para que desde ya las organizaciones que los representan y los sectores sociales organizados, con antelación, procedan a generar discusiones al respecto para estar preparados a defender sus conquistas ante los sectores patronales.

Corresponde a los propios trabajadores: organizados, informados, con vocación y voluntad de lucha, impedir que todo el peso económico de la crisis se cargue sobre sus hombros.

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