¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro.

En los países donde existe el Estado de Derecho la justicia tiene el papel fundamental de garantizar a la población el respeto a sus derechos humanos, cívicos, políticos y ambientales.

En este país el ciudadano y la ciudadana tienen la mala suerte de que, si reclaman sus derechos, o son apresados no reciben el trato justo ni humanitario establecido en un Estado democrático y de Derecho, peor aún, se les considera irremisiblemente culpables antes de que el caso se conozca o pagan la condena durante la fase preventiva, que suele extenderse más allá de lo razonable “en lo que se investiga”.

Algunos de los abogados de los que ocupan funciones en las Altas Cortes judiciales no poseen experiencia acumulada en el ejercicio; es más, muchos jueces y juezas actuales son jóvenes que ni siquiera han vivido experiencias importantes en sus vidas personal y profesional que les habiliten para tomar decisiones.

El juez debe ser una persona no sólo dotada de conocimientos y dominio de las técnicas judiciales, sino experimentado en las lides propias de la vida, porque las experiencias de vida y profesionales le dan las posibilidades de desarrollar sentido de justicia y equidad.

Entre los profesionales del Derecho que desempeñan las funciones de juez, pocos tienen el aval moral, profesional y humano acumulado por la honorable magistrada Miriam Germán Brito; mujer sensible, inteligente y estudiosa para quien el problema humano es el suyo propio.

La doctora Germán Brito es una dominicana que conoce su país y le duele su pueblo, tanto los de abajo como los de arriba. El deseo de un mejor destino para su patria sembró en su corazón la vocación por el Derecho. En esa decisión se forjó, luchando por lograr justicia para los despojados de ella en los tribunales y en la sociedad a la que pertenecen.

Los atropellos, los abusos y las discriminaciones que sobre ella infligen otros miembros de la Suprema Corte cuyos antecedentes no alcanzan a llenar una página de logros profesionales ni personales, son dirigidos a todas las dominicanas que los rechazan expresando a la doctora Miriam Germán su apoyo y respeto y a quienes intentan ofenderla, su desprecio.

Las dominicanas que conocemos, admiramos y respetamos a la magistrada Miriam Germán les decimos que no está sola y que, en reconocimiento a su vida, a su ejercicio de la solidaridad y a su vocación, cerramos fila con ella en la misión de derribar las barreras que obstaculizan el desarrollo de la democracia dominicana y el sueño del pueblo de vivir en paz y disfrutar de una justicia al servicio de todos, de todas.

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