Abinader debió instruir al Gabinete Social de su deseo de apoyar artistas
En qué lío, y no de ropa, metió el afán de mercadeo publicitario al encargado del Plan Social de la Presidencia, José Francisco Peña Guaba. Faltó poco para que la opinión pública lo linchara entendiendo que había dispuesto de más de cien millones de pesos para regalarlos a los artistas y los directores de orquestas y, para colmo, obviando las regulaciones del uso de los dineros públicos.
Difundir en los diarios, las redes sociales y periódicos digitales días seguidos las fotografías de directores de orquestas, cantantes y humoristas recibiendo cheques por valores que pocos han cobrado en fiestas, provocó las reacciones adversas de muchos ciudadanos cansados de soportar los derroches de los recursos del pueblo que han acostumbrado permitir los gobiernos que han dirigido el país.
Lo ocurrido al encargado del Plan Social debe servir de ejemplo a otros jóvenes nombrados en instituciones importantes del Estado que deben conocer profundamente sus leyes, reglamentos, finalidades y situaciones, antes de mercadearse publicando noticias sin sustentación ni conocimiento de las implicaciones de las acciones que divulgan.
Al parecer, el presidente Luis Abinader quien se las ingenia en este tiempo de pandemia para socorrer a los sectores productivos, quiso extenderle la mano a los artistas pagándoles por adelantado presentaciones que realizarían posteriormente.
En una reunión del presidente con los artistas, Johnny Ventura propuso que se les concedieran préstamos para paliar la crisis económica en que los ha colocado la pandemia, motivando sus palabras al presidente Abinader, que, como réferi de esta crisis, destinó cien millones para socorrer a ese sector, no se sabe de qué partidas del Presupuesto General del Estado.
La decisión fue un acto de magnanimidad presidencial, pero faltó que la medida se encausara por un orden legal, lógico y equitativo, sobre todo, porque el artículo 55 de la Constitución que facultaba al Presidente dominicano a violar las leyes, reglamentos y cánones, fue modificado en la reforma constitucional de 2010.
El Presidente debió instruir al Gabinete Social de sus deseos de apoyar a los artistas, lo cual es justo, y Peña Guaba asesorarse para que los conciertos que justificarían la dispersión de los cien millones, se hicieran mediante contratos procesados siguiendo las reglas estipuladas en las contrataciones públicas del Estado.
Pagar medio millón, un millón o millón y medio o más a un grupo por presentarse en un escenario en el que no ha invertido ningún dinero en escenografía, en montaje o creatividad es un mal precedente.
Sí, es un mal precedente, porque la medida puede cambiar la manera como hasta ahora se acuerdan ese tipo de convenio, en esta sociedad que, en los últimos tiempos, la gente solo piensa en enriquecerse sobrevaluando el servicio que hace, exigiendo elevadas sumas por actividades o eventos que no valen la pena.
Transparencia y respeto reclama esta sociedad.
Es preciso evitar que el afán mercadológico de funcionarios que piensan que los periódicos y redes sociales son para ellos aparecer protagonizando noticias que en realidad son bultos, porque carecen de sustentación, creyendo lograrán una imagen de eficiencia y capacidad; con eso lo que hacen es dañar el esfuerzo del presidente Abinader para que la administración pública se caracterice por ser ética y transparente.
Los funcionarios que quieran colocarse por delante y hasta sustituir el necesario correcto manejo de la información, deben ser separados de sus posiciones, son servidores públicos que siembran en los diarios, las redes sociales, pero no trabajan para los objetivos que se propone el partido de Gobierno que ganó las elecciones presidenciales.
El deseo de hacer bulto noticioso puede revertirse en contra de los propios promotores, ejemplos, se han producido ya en varios ministerios del Estado.
¡Feliz Año 2021!