Presidente Guzmán enfrentó varias plagas, como la fiebre porcina
Las experiencias de los gobiernos perredeístas vividas por muchos de los fundadores del Partido Revolucionario Moderno (PRM) debe haberle enseñado que los sectores que les adversan aprovechan e incluso inducen las alzas en los artículos de primera necesidad y la escasez de productos esenciales generados por causas externas o fortuitas para impedir que realicen sus propuestas de gobierno.
Se observa que, mientras el presidente Luis Abinader concentra su atención en las dificultades causadas por la pandemia de la Covid-19, el pueblo empieza sentirse incómodo con el alza de los precios que han empezado a experimentar los artículos de primera necesidad, especialmente los que integran la canasta básica, es decir, la comida, las medicinas, la educación, el vestido, etc.
Se recuerda que los primeros gobiernos perredeistas debieron echar a un lado los proyectos que habían pensado ejecutar para atender los problemas que surgían en el país como consecuencia del descontrol en los precios de los productos de primera necesidad, el alza de los combustibles, las subidas de la prima del dólar, los frecuentes apagones, la escasez de agua, el aumento del pasaje del transporte de pasajeros, entre otros casos que generaron las protestas y el rechazo de la población.
El expresidente don Silvestre Antonio Guzmán Fernández, quien dirigió el primer gobierno con el cual algunos perremeístas de hoy empezaron a manejar el poder, enfrentó varias plagas como la fiebre porcina africana que hizo se eliminaran los cerdos criollos, el ciclón David que causó significativos estragos a la economía y generó una situación parecida a la ocasionada actualmente por la pandemia de la Covid-19.
Mientras don Antonio se enfrascaba en atender esos problemas los enemigos de su partido y los partidos de la oposición lanzaban duras críticas a sus ejecutorias oponiéndose en el Congreso a la aprobación de los proyectos que sometía a las cámaras de Diputados y de Senadores con intención de promover el descontento popular.
El segundo gobierno, presidido por el doctor Salvador Jorge Blanco, el ambiente político marcado por los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que impuso una política económica que afectó a los sectores populares aprovechado de manera grotesca por los adversarios que tomaron la corrupción y la ineficiencia como caldo de cultivo para sacarlo del poder permitiendo el resurgir del expresidente Joaquín Balaguer, la figura nefasta de quien los sectores progresistas, incluyendo los mismos perredeístas, creían que había quedado relegado a un nunca jamás.
En el tercer gobierno el ejercicio del poder para los perredeístas fue difícil y fácil para los adversarios hacer oposición. En ese período, que fue conducido por el ex presidente Hipólito Mejía, el descontento popular comenzó por la carestía y la escasez de los alimentos y de diversos artículos necesarios en el hogar y la cotidianidad.
Algo parecido a lo que ya empieza a darse en los supermercados donde los precios de las carnes de pollo, res y cerdo subieron significativamente de precio, los lácteos por igual y los desinfectantes no se encuentran, porque la pandemia ha incidido en incremento de la demanda y la reducción de las importaciones.
El presidente Luis Abinader y el PRM deben afinar bien la puntería para frenar el alza de los bienes y servicios básicos que a su vez elevan al infinito el encono y la rebeldía de la población.