¿Les digo algo?

¿Les digo algo?

Nexcy d’León

De todos los sectores afectados por el agravamiento de la crisis económica debido a la pandemia, uno de los más perjudicados son las campesinas organizadas o no en la Confederación Nacional de Mujeres del Campo (CONAMUCA).


Estas trabajadoras asociadas en la entidad fundada el 1ro. de noviembre de 1986, ha agravado su condición de pobreza por la pandemia que las ha colocado en un estado crítico de indefensión del que sólo podrán salir con la asistencia urgente del Estado y las instituciones del ramo.

Recientemente las dirigentes nacionales de CONAMUCA Juana (Negrita) Paredes, Francia Lorenzo, Benita Cordero y Lucrecia Jorge participaron en la Tertulia Feminista Magaly Pineda, donde describieron la grave situación que están viviendo las mujeres productoras del campo en tiempo de la pandemia.

El trabajo de las campesinas en función de garantizar la seguridad alimentaria es fundamental y lo hacen enfrentando cotidianamente las limitaciones y prejuicios que impiden el desarrollo de las mujeres y que en las actuales circunstancias se expresa con mayor deshumanización y desamparo oficial.

Durante la pandemia las productoras de la región sur, particularmente las de Elías Piña, han sido perjudicadas en la producción y la comercialización. La aparición de varios virus ha reducido la crianza de cerdos y chivos y el cierre de los mercados nacionales e internacionales ha impedido las ventas, ocasionando pérdidas a las mujeres y hombres del campo.

Juana Paredes, Benita Cordero y Francia Lorenzo coincidieron en advertir que los campos dominicanos no están habilitados para la gente vivir: carecen de los servicios esenciales, de acceso y cobertura de salud, de educación, de energía, agua y los recursos imprescindibles para la agricultura.

Al comienzo de la pandemia los problemas se agravaron en las comunidades de los campos con el cierre de las Unidades de Atención Primaria (UNAP) que fueron abandonadas por los Médicos y enfermeras por temor a contaminarse o por ser sujetos de riesgos y las instituciones públicas dejaron prácticamente de funcionar.

La pandemia reveló el desconocimiento que tienen las campesinas de las tecnologías, sin embargo, se vieron obligadas a asumir las tareas de los niños sin el dominio necesario; aunque se difundieran las clases por radio o virtualmente, la mayoría de la gente del campo es analfabeta, ni hay energía y se ameritaba que esas poblaciones tuvieran otro tipo de formación y de acompañamiento.

El mal estado de los caminos es inconveniente grave para las productoras poder sacar los productos y trasladar los enfermos a centros hospitalarios. En la pandemia se han producido más muertes por falta de atención sanitaria que por la Covid 19.

CONAMUCA tiene asociadas de ascendencia haitiana y no fueron incluidas en el programa Quédate en Casa ni en ningún otro plan de ayuda, a pesar de ser muy pobres y tener hijos.

El desempleo en los campos ha aumentado con la pandemia. Mujeres que subsistían con el servicio doméstico y de cuidado a mayores fueron despedidas o tuvieron que abandonar sus trabajos en medio de las restricciones y temores a la COVID-19.

“Para nosotras vivir en el campo es un acto de resistencia y rebeldía y no dejaremos de hacerlo” es el pensamiento de estas mujeres comprometidas con el destino del país hacia el que deberían avanzar con el respaldo del Gobierno proveyéndoles financiamiento económico, asistencia técnica y mejoramiento de los servicios rurales.

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