¿Les digo Algo?. Robarle el exiguo dinero que recibe del Estado una familia pobre para mal comer unos días y paliar alguna necesidad es carecer de alma, de escrúpulos y vergüenza.

A miles de madres solteras con varios hijos, personas mayores enfermas y familias muy pobres les sustrajeron la subvención que les asigna el Gobierno como ayuda mediante el programa Supérate.

Seis de los implicados en la clonación de las tarjetas sustrajeron, según datos publicados, más de 14 millones de pesos de esos subsidios. ¿A cuánto ascenderá este robo cuando concluyan las investigaciones?

Mil 600 pesos representan poco cuando el costo real de la canasta familiar sobrepasa la elevada suma de 60 mil pesos, precio que ni la clase media puede solventar completamente.

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La corrupción y el robo están tan profundamente enquistados en la sociedad que vemos con frecuencia dueños de colmados, negociantes y prestamistas se comportan como carroñas quitándoles el pan de la boca a los más necesitados.

Muy pocas familias y grupos oligárquicos concentran las grandes riquezas y constituyen la base de un modelo injusto y perverso que reproduce, amplia y profundiza la pobreza.

La crisis moral, consecuencia de la crisis estructural del país, requiere que autoridades y estudiosos tracen pautas para humanizarlo y que la ciudadanía se constituya en fuerza organizada y poder constituyente que refunde al Estado dominicano y sus instituciones.