Las familias se preparan para el retorno a la escuela de aproximadamente 3 millones de estudiantes inscriptos en 80,772 entidades públicas y 2,738 colegios privados en los niveles inicial, primario, secundario y técnico especializado.
Dos traumáticos años académicos debidos a la pandemia hicieron a las autoridades recurrir a la formación virtual a distancia, mediante la radio y la televisión, sin que hubiese existido experiencia, planificación o preparación previa. El uso masivo, casi universal, de computadores personales, tabletas y móviles implicó nuevos aprendizajes metodológicos y la necesidad de superar obstáculos inesperados. La desigualdad social también incrementó la brecha educativa: por un lado, familias pudientes pudieron acceder a servicios de Internet con el ancho de banda y la estabilidad requeridos para facilitar la integración y el seguimiento docente de las tareas; por el otro, los más pobres tuvieron dificultades para conectarse y cumplir mínimamente el programa.
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La inmensa mayoría de los maestros sufrió las mismas carencias, incrementadas por el escaso conocimiento digital que se convirtió en un nuevo obstáculo para el seguimiento y control del proceso educativo. Dos años de intenso aprendizaje en medio de la crisis causada por el confinamiento obligatorio. A pesar de todas las desgracias provocadas por la covid-19 quedan experiencias, enseñanzas y recursos que pueden y deben incorporarse a las nuevas estrategias educativas. Aprovechar las ventajas de la aproximación forzada a las tecnologías digitales y a la virtualidad es esencial para optimizar la educación presencial y vivencial.