Por donde quiera que se mira el país y el mundo lo único que se ve es crisis.
Crisis en la familia: la madre, el padre, el tutor, ha perdido el respeto, el control y la consideración de los hijos; crisis en las entidades cívicas: se rivaliza hasta por un asiento o un lugar en la fila, un parqueo o el lugar asignado en una sala de reunión; crisis en las escuelas: el alumno no respeta ni escucha al maestro, los estudiantes no se aprecian y se burlan uno de otros en medio de la ausencia de autoridad, los maestros desatienden o ignoran su rol.
Crisis en la iglesia: pastores, sacerdotes y laicos interpretan a su modo los preceptos religiosos, se predica la moral en calzoncillos; crisis en los gobiernos: los presidentes dictan una medida y el funcionario procede contrario a sus dictados, distancia abismal entre discursos y hechos; crisis en los Estados, los estatutos constitucionales no satisfacen a los ciudadanos, no se cumplen; crisis de soberanía: la democracia es el acicate de los más fuertes contra los débiles, crisis en las relaciones interpersonales: se mata por cualquier nimiedad; crisis de comportamiento: se hace lo que viene en gana; crisis de pudor: el placer es lo que importa; crisis de confianza: las autoridades ignoran el problema ciudadano, los ciudadanos no confían en sus autoridades; crisis de honradez: el engaño prima en los negocios y los acuerdos de las personas y los gobiernos; crisis política: se habla y analiza, sin tocar el fondo de las dificultades; crisis de justicia: se castiga al pequeño y se deja impune al poderoso.