Lula Da Silva se conoce mundialmente por haber sido un sindicalista latinoamericano internacionalista y por su encarcelamiento promovido por el juez federal Sergio Moro tras un juicio fraguado por la derecha que quiso culpabilizarlo y destruirlo moralmente como líder y persona progresista.
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Durante los años de las dictaduras latinoamericanas Lula cultivó amistad imperecedera con combatientes de la región que, como él, arriesgaban sus vidas por establecer la democracia y soberanía como modelo de Gobierno que permitiera a cada nación la añorada prosperidad y justicia social. Uno de esos amigos del hoy nuevamente electo presidente fue José Ernesto (Gordo Oviedo) Landestoy quien, cuando Lula ganó la presidencia en el 2003, intermedió en el acercamiento del Gobierno dominicano y el brasileño, además de iniciar en el país la defensa por su libertad. Se quiso culpar a Lula de la corrupción en los proyectos de las empresas brasileñas en el país. Interesado como estaba en fortalecer la economía de Brasil y de otros pueblos de América Latina, promovió empresas públicas y privadas para facilitar el desarrollo, muchas de las cuales incurrieron en prácticas deshonestas junto a Gobiernos y funcionarios que se enriquecieron dolosamente. El 8 de marzo de 2021, el Supremo Tribunal Federal de Brasil anuló las condenas por corrupción de Lula.