¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro.

Pocas familias entregan a la tierra un familiar que ha cumplido todas las etapas del desarrollo y contado 106 años viviendo con autonomía y vigor hasta pocos meses de dejar esta existencia, como pasó con don Fillo Marmolejos, fallecido el 13 de enero en San Pedro de Macorís, pueblo que le abrió los brazos cuando fue trasladado desde el ingenio Montellano, del Consejo Estatal del Azúcar, en represalia a las actividades sindicales de su hija.
Don Fillo era el padre de Nélsida Marmolejos, primera dominicana en ejercer el sindicalismo en nuestro país, quien cultivó un liderazgo que trascendió el ámbito nacional e internacional con valentía, claridad de enfoque y dedicación a las luchas reivindicativas de los trabajadores y las trabajadoras.
Fillo Marmolejos era orgulloso de su hidalguía: como hombre nacido a principios del siglo pasado, tenía el honor, la rectitud y los principios morales como valores importantes de la persona de bien, respetuosa en lo social y personal, costumbres del ciudadano de ayer consideradas hoy casi pecaminosas.
Se puede decir que don Fillo sembró en el corazón de sus hijos e hijas la sensibilidad a los problemas de los trabajadores, especialmente de los de los ingenios, los que conoció profundamente por haber nacido y crecido en Montellano, Puerto Plata, donde se fundó uno de los primeros centrales azucareros e incluso participó en su construcción haciendo labores de ebanistería junto a su hermano Delio.
Formado en las tareas campesinas, don Fillo aprendió los oficios de la producción agrícola, muy joven entró a laborar en el ingenio Montellano, donde se familiarizó con los problemas de los obreros del central y no se opuso a que su hija, Nélsida, los ayudara a interpretar y calcular los recibos y los vales que la empresa les expedía. Así empezó ella a ser consciente de los engaños y fraudes contra los trabajadores y las necesidades de los más desposeídos.
A pesar de que don Fillo ejercía funciones ejecutivas en el ingenio, tenía claro la diferencia de clases y animaba a los trabajadores y los obreros a organizarse para defender y reclamar sus derechos y los apoyaba en sus reclamos.
Cuando se pensiono, fundó la Asociación de Pensionados de San Pedro de Macorís mediante la cual lograron conseguir algunos beneficios para esos sectores del Este.
A doña Teodora Capellán, sus doce hijos: Papito, Alida, Eladia, Nieves Luisa, María Isabel, Nélsida, Félix, Víctor, Reyes, Sonia, Nicolás y Antonio, les animamos a mitigar la pena de su partida recreando los gratos momentos atesorados en los tiempos vividos con su progenitor, y agradezcan a Dios que les haya dado la felicidad de haberlo tenido a su lado por tantos años.

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