El calor récord de este verano ha contribuido a la excepcional magnitud de los incendios forestales en diversas partes del planeta. Lo ocurrido en Hawái es una advertencia sobre la necesidad de corregir el rumbo de la humanidad. El cambio climático, impulsado por el uso de combustibles fósiles, ha provocado fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y potentes.
Todas las condiciones climáticas se alinearon con una sequía estacional severa en la tradicional temporada de incendios forestales para producir una desgracia sin precedentes, la destrucción total por el fuego de ciudades y poblados con más de 90 fallecidos y miles de desaparecidos.
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La propagación de hierbas no autóctonas inflamables en zonas de antiguos campos de cultivo y bosques ha creado corredores de circulación y conexión de los incendios forestales, favorecidos por fuertes vientos y la presencia dominante de especies pirógenas invasoras.
Icono del turismo mundial, Hawái se ha convertido en el espejo en que estamos obligados a mirarnos los dominicanos. Inevitable ya, el Cambio Climático es una realidad amenazante que exige respuestas. El manejo de nuestra naturaleza debe fortalecer la capacidad de resistir los embates a los fenómenos naturales que tradicionalmente nos afectan y a las nuevas amenazas.
La lengua de fuego que azotó el archipiélago hawaiano debe ser para nosotros, un llamado a corregir nuestra relación con el medio ambiente y a la urgente restauración de nuestros ecosistemas y del ciclo hidrológico.