La verdad jamás es ocultada

Cada vez que se devela un acto de implicaciones humana, moral y ética protagonizados por personas de instituciones encargadas de preservar los valores de la sociedad dominicana y global, la conciencia colectiva se tambalea.

Ahora se involucra a monseñor Ramón Benito Ángeles Fernández en un caso de agresión sexual a un menor en el año 1994, en la ciudad de La Vega, de acuerdo con InfoVaticana, medio del cual Listín Diario se hizo eco.

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Es decepcionante que el obispo auxiliar de Santo Domingo haya tratado de evadir el caso con ayuda de dignatarios de la Iglesia dominicana en vez de hacer pública la acusación y argumentar su defensa, si es inocente, como esperamos y deseamos, de la acusación que se le hace.

Los sacerdotes y religiosos que han cometido pederastia, abusos sexuales a niñas, niños y adolescentes, ocultamiento de embarazos, violaciones a monjas o feligreses, deberían arrepentirse y decirlo para que sean juzgados y sancionados por la Justicia, liberando así al país de esos escándalos cada vez que las víctimas se atreven a denunciarlos.

En los países donde las jerarquías sociales, religiosas, políticas y económicas se usan para tapar acciones inmorales, robos públicos y privados, atropellos e injusticias o acciones reñidas con la ética y la moral la tecnología de las comunicaciones ayuda a que esos hechos y sus autores salgan a la palestra pública, aunque también se utilizan para difamar e inculpar a individuos ajenos a tales inconductas.

¡Que siempre reine la verdad y solo la verdad!