Desde el 1978 los dominicanos escogen entre una trulla de aspirantes a posar las sentaderas en las sillas presidencial y legislativas que, tan pronto son elegidos, reniegan u olvidan las promesas hechas a los electores.
De esa fecha hasta ahora, los dominicanos han asistido a 12 elecciones para escoger igual número de gobiernos sustentados por los partidos Revolucionario Dominicano (PRD), Reformista Social Cristiano (PRSC), de la Liberación Dominicana (PLD), Revolucionario Moderno (PRM), aliados con pequeñas organizaciones cuya existencia justifican diciendo que son ejemplo de la democracia, cuando la realidad es que son medios para beneficiarse del Estado.
En estos procesos electivos los votantes han soportado las llamadas campañas sucias, las guerras de encuestas, la manipulación política de temas sensibles de inducción del voto, las fugas de militantes, las mentiras y triquiñuelas y otras mañoserías que desdicen de la vocación democrática de quienes ejercen el poder en esta nación. Una semana antes de las votaciones, las últimas encuestas perfilan ganador de las elecciones presidenciales 2024 al presidente Luis Abinader, en una única ronda, como él mismo y su partido han proclamado durante la campaña electoral.
Abinader ha vendido bien su imagen triunfal, con un aura más intensa que sus predecesores reeleccionistas, quienes tuvieron menos cuidado a no solo proclamarse buenos, sino también de aparentarlo.
Plagados de demagogia y falsas poses, los procesos electorales en la República Dominicana constituyen un fraude contra los votantes que ser
Desde el 1978 los dominicanos escogen entre una trulla de aspirantes a posar las sentaderas en las sillas presidencial y legislativas que, tan pronto son elegidos, reniegan u olvidan las promesas hechas a los electores.
De esa fecha hasta ahora, los dominicanos han asistido a 12 elecciones para escoger igual número de gobiernos sustentados por los partidos Revolucionario Dominicano (PRD), Reformista Social Cristiano (PRSC), de la Liberación Dominicana (PLD), Revolucionario Moderno (PRM), aliados con pequeñas organizaciones cuya existencia justifican diciendo que son ejemplo de la democracia, cuando la realidad es que son medios para beneficiarse del Estado.
En estos procesos electivos los votantes han soportado las llamadas campañas sucias, las guerras de encuestas, la manipulación política de temas sensibles de inducción del voto, las fugas de militantes, las mentiras y triquiñuelas y otras mañoserías que desdicen de la vocación democrática de quienes ejercen el poder en esta nación. Una semana antes de las votaciones, las últimas encuestas perfilan ganador de las elecciones presidenciales 2024 al presidente Luis Abinader, en una única ronda, como él mismo y su partido han proclamado durante la campaña electoral.
Abinader ha vendido bien su imagen triunfal, con un aura más intensa que sus predecesores reeleccionistas, quienes tuvieron menos cuidado a no solo proclamarse buenos, sino también de aparentarlo.
Plagados de demagogia y falsas poses, los procesos electorales en la República Dominicana constituyen un fraude contra los votantes que serán sustituidos.