¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.

José Luis Sampedro

El dominicano acostumbra querer estar al tanto de lo que acontece a su derredor y aunque meterse en lo que no le importa es criticado, esta actitud evitó a una gran cantidad de personas morir en la explosión de la planta de gas ocurrida en el barrio La Esperanza, de Los Ríos.
La madrugada del martes 15 de febrero, entre las cuatro y cinco media, la llegada de vehículos y de voces que salían desde la planta despertó a algunos vecinos cercanos, quienes se levantaron a ver por las ventanas qué pasaba.
Una persona que vivía frente a la planta vio llegar sigilosamente un camión de bomberos y que sus ocupantes se unieron a otros hombres que estaban atareados revisando algo que no pudo identificar desde donde se encontraba.
Bajó para cerciorarse mejor, percatándose de que el hedor a gas era muy fuerte y había mucho humo. Sintió miedo y subió nuevamente a despertar a su esposo y sus hijos temiendo que pudiera ocurrir algo grave y tuvieran que salir de la casa.
Volvió a mirar por la ventana y entonces vio que usaban algo parecido al agua de jabón tratando de descubrir el escape y supuso que el asunto se tornaba peligroso. Decidió decirle a la vecina lo que estaba ocurriendo extendiéndose de ese modo el alerta a las demás familias.
Lo dramático era que el tiempo pasaba y los hombres no lograban solucionar el problema y, pese a ello, no dieron la voz de alarma a la comunidad, sino que los vecinos que vivían cerca y que por curiosidad se dieron cuenta de que estaba sucediendo algo anormal empezaron a llamar a los demás. De no haber sido así no habrían sobrevivido a la explosión, cuyas ondas expansivas lanzaron los carros estacionados contra las casas ubicadas frente a la planta.
Los residentes del barrio están indignados con las autoridades, especialmente con el Ministerio de Medio Ambiente, el Ayuntamiento, Industria y Comercio y las entidades responsables de hacer cumplir las leyes de protección ciudadana, con los dueños de la planta y los bomberos, primero porque el negocio fue autorizado pese a la oposición de la comunidad y porque era evidente que esa empresa no cumplía con ningún requisito de los exigidos a ese tipo de negocios.
Esta explosión debe servir de experiencia a las autoridades para ejercer sus funciones de garantía de la vida de los ciudadanos y ciudadanas haciendo cumplir estrictamente las estipulaciones de la Ley 64-00 de Medio Ambiente, la Ley de Hidrocarburos y las normativas que rigen el establecimiento de estaciones de expendio y almacenamiento de combustibles para evitar la ocurrencia de accidentes catastróficos que pueden ocasionar la muerte de cientos de personas por las cuales deberán pagar los responsables de velar por la seguridad de la población.
Como dijo el poeta Pedro Mir: “…busquemos los culpables/ y entonces, caiga el peso infinito de los pueblos/ sobre los hombros de los culpables”.

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