Un anuncio del Ministerio de la Mujer (Mmujer) dirigido a prevenir la violencia contra la mujer sacó de las vísceras de muchos la animadversión subyacente que existe contra la negritud, asociada en el país con el haitiano, contra quien hoy día se cierne una escalada local e internacional de rechazo a sus habitantes y cultura.
Resulta que la fotografía usada en el anuncio fue comprada en una de esas agencias dedicadas a vender imágenes que se pueden utilizar para ilustrar un texto referente a un tema que se ajuste o vincule a cualquier grupo humano, indistintamente al color o procedencia.
Pero como muchos habitantes de este país con acceso a las redes sociales y comunicadores de periódicos digitales se niegan a reconocer las raíces negras del dominicano, reaccionan abruptamente en contra de la promoción porque en sus mentes lo negro solo es “lo haitiano”.
La intolerancia social, política y cultural que conducen a la negación de cualquier componente de lo que somos como pueblo y nación es un camino equivocado por el que nos quieren conducir personas de mentalidad estrecha que inciden en las redes sociales donde vociferan ideas y opiniones contrarias a sano humanismo y a la paz.
Urge superar las interpretaciones sesgadas y viscerales de la historia. Las nuevas generaciones tienen el deber de corregir los desatinos del pasado y abrir camino al entendimiento, la solidaridad y la cooperación en todos los ordenes de la vida de un país amalgamado por la diversidad étnica y cultural de su origen.