Desde enero hasta el primero de octubre 2024 se verifican en el planeta 41 conflictos bélicos activos y cerca de 30 potenciales. Más de 200 mil muertos, 30 millones de desplazados y 450 millones bajo declaratoria formal de guerra. La violencia social ha producido en el mismo período cantidades de víctimas comparables con las guerras activas; sólo en los Estados Unidos se registran más fallecidos y heridos por hechos domésticos que en los distintos frentes de batalla. En América Latina más de 12 mil personas han perdido la vida y otras 20 mil requirieron hospitalización como consecuencia de la violencia social y la delincuencia. La República Dominicana no escapa a la violencia social, la delincuencia y la inequidad. Los datos oficiales, que siempre implican un subregistro, informan de 157 muertes violentas hasta el 5 de junio de 2024.
Resulta, por lo tanto, imprudente, impertinente y peligrosa la promoción de odio, violencia y la actitud guerrerista de ciertos sectores que promueven la confrontación y el odio como ruta para manejar diferendos y enfrentar situaciones que pueden y deben ser asumidas con prudencia, buen juicio, tolerancia y paz. Es necesario respetar y aceptar las diferencias mientras defendemos nuestros criterios y perspectivas; aprender a escuchar, reconocer y apreciar a los demás; respetar lo otro, lo distinto y, sobre todo, convivir en armonía, diálogo activo y paz con todo aquello que no somos.
Las guerras nunca son lejanas, ajenas o inocentes; la paz es un derecho y una obligación moral de los pueblos. ¡Promovamos la paz, la equidad y la justicia!