La reciente rueda de prensa conjunta entre el secretario de Estado estadounidense Marcos Rubio y el presidente Luis Abinader refleja las relaciones históricas entre Estados Unidos y la República Dominicana.
Millones de dominicanos residen y trabajan en ese país, fortaleciendo los lazos humanos y económicos que nos unen. Sin embargo, la amistad entre naciones debe basarse en el respeto mutuo y la defensa de los intereses soberanos.
Ser amigos no implica asumir los conflictos ajenos ni limitar la libertad de cada país para establecer relaciones o negociar con otros actores internacionales. La soberanía dominicana debe prevalecer en todas las decisiones, especialmente en lo referente a nuestros recursos naturales.
La presencia de «tierras raras» y otros minerales en nuestro territorio representa una oportunidad, pero su exploración y aprovechamiento deben regirse estrictamente por la Ley Minera.. El artículo 9 de dicha ley prohíbe concesiones directas o indirectas a otros estados, y no hay representación más clara de un Estado extranjero que su ejército. Es imperativo que los dominicanos permanezcamos vigilantes. Debemos defender el interés nacional y proteger el patrimonio que pertenece a todos. Además, no debemos adoptar los negacionismos climáticos ni las visiones sobre educación y género de la actual administración estadounidense, pues nuestras prioridades deben centrarse en construir una República Dominicana grande, próspera y soberana. La amistad no debe confundirse con subordinación, y nuestra nación tiene el derecho y el deber de decidir su propio camino en beneficio de su pueblo.