¿Les digo algo?

¿Les digo algo?

Nexcy D´León

La administración Trump ha desencadenado una tormenta perfecta contra el medio ambiente. Los nuevos aranceles, sumados al abandono de acuerdos climáticos internacionales y a las órdenes ejecutivas que promueven la extracción de combustibles fósiles, amenazan con acelerar la crisis ecológica global. Al retirarse del Acuerdo de París y eliminar regulaciones ambientales clave, Estados Unidos ha priorizado ganancias a corto plazo sobre la sostenibilidad. Esto, combinado con los aranceles a productos importados, presionará a las empresas a reducir costos externalizando daños ambientales: menos controles en emisiones, vertidos tóxicos y rehabilitación de suelos. La competencia comercial incentivará una carrera hacia abajo en estándares ecológicos, especialmente en países con legislaciones laxas.

Además, eliminar impuestos basados en la huella ecológica—sin mecanismos globales de compensación—podrían agravar la desigualdad ambiental. Industrias contaminantes trasladarían operaciones a regiones con menos exigencias, aumentando la deforestación y la contaminación en el Sur Global. Según expertos, esta dinámica profundizará el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad. Trump no solo desmantela políticas internas, sino que debilita la cooperación multilateral necesaria para transiciones energéticas justas. Su enfoque mercantilista ignora que la degradación ambiental es un pasivo irreversible: cada tonelada de CO2 emitida hoy amplifica sequías, inundaciones y desplazamientos futuros.

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Mientras líderes mundiales discuten metas climáticas, Estados Unidos, histórico emisor de gases de efecto invernadero, socava los esfuerzos colectivos. El legado de esta administración podría ser un punto de no retorno para el planeta. La pregunta es: ¿Quién pagará el precio de esta irresponsabilidad?

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