¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro
Las agresiones entre menores en las escuelas y lugares de recreación son cada vez más abominables y crueles si se piensa que quienes tienen esas conductas son niños y niñas de edades entre los 9 y los 15 años.
Mientras la prensa nacional relata las riñas, agresiones y hasta asesinatos cometidos por niños y niñas contra otros de edades similares, la sociedad y en particular los padres, los maestros y las autoridades del sistema educativo, observan el problema sin preocuparse en corregirlo, dejando al tiempo el afianzamiento de un comportamiento que puede convertirse en una norma de conducta de las nuevas generaciones.
¿Qué origina la agresividad, el irrespeto y la violencia despiadada que exhiben niños, niñas y adolescentes dominicanos en su relación con otros niños y adolescentes, con sus propios hermanos y hermanas?
Las causas de este comportamiento son múltiples, pero sin duda incide el mal ejemplo que la sociedad y la familia ofrece como modelo a los niños y niñas que moldean su conducta emulando la de los adultos, sobre todo los de sus propias familias.
Un padre, una madre agresivos, mal hablados, odiosos y repugnantes sostienen una relación hostil con sus hijos quienes actúan de la misma forma que su padre o madre al relacionarse y comunicarse con sus hermanos, amigos y sus propios padres de los que han adquirido unos patrones conductuales que los hacen machistas frente a las hembras y brutales con las personas que les rodean.
Tales comportamientos se extrapolan al entorno social: el rechazo a los niños y niñas negros, a los pobres, a los de capacidades diferentes. Se mofan de sus ropas, zapatos, olores y detalles visibles
La discriminación en las escuelas y colegios es una cruel y preocupante realidad recrudecida con los mensajes mediáticos que reciben los niños y niñas por la televisión y los medios de comunicación masiva, donde mucha gente se expresa olvidando la influencia poderosa de esos medios y su responsabilidad de usarlos con el mayor cuidado para no dañar la sociedad. Los padres no conocen o no se interesan en vigilar el acceso de sus hijos a esas influencias mediáticas.
Hace unos cinco años se divulgó en la televisión dominicana el caso de una joven que atacó a otra, le cortó el pelo y la golpeó despiadadamente, molesta por un mal entendido suscitado entre ellas. Desde entonces los medios traen con cada vez mayor frecuencia casos similares.
La discriminación y el rechazo de niños, niñas y adolescentes en las escuelas y colegios pueden estar asociados al color de la piel, tipo y forma de llevar el pelo, la posición económica, destrezas físicas, discapacidad, aprendizaje u otros factores y se manifiesta en acosos, descalificaciones y maltratos crueles.
La muerte de la niña en la escuela Martha Rosa Castillo de La Romana y la pelea ante los docentes de la escuela de Boca Chica deben mover a la comunidad educativa, al Ministerio de Educación, a los padres de la familia dominicana y a todas las personas interesadas en la niñez a asumir acciones contundentes para rescatar a niños, niñas y adolescentes de conductas distorsionadas y socialmente dañinas para todos.
Pero urge cambiar esta sociedad insolidaria que rechaza y reprime lo diferente, santifica la posesión, el éxito social y económico a cualquier costo, genera y promueve la inequidad y exhibe como valor la superioridad de los triunfadores.

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