¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro

Las mujeres dominicanas, latinoamericanas y de otros países del mundo han avanzado en el reconocimiento social y político de sus condiciones humanas y la equiparación de sus dotes intelectuales a las de los hombres a través de las luchas de mujeres de todas las latitudes que, como Magaly Pineda, decidieron asumir esas metas como la misión principal de sus vidas.
La opresión de la población femenina mundial tiene sus causas en las mismas razones que originan la sufrida por la mayoría de los hombres. Sin embargo, el varón de todos los estratos sociales se resistía, y todavía lo hace, a ver las mujeres como seres humanos con atributos y capacidades similares a las suyas.
Gracias a que mujeres de todas las generaciones anteriores a las de los años 40 tomaron las banderas de las luchadoras que les precedieron y las generaciones que les sucedieron le dieron continuidad, contenidos y metas claras, en el presente siglo XXI, las mujeres tienen espacio en las actividades productivas, políticas, económicas, científicas y culturales y sus capacidades y potencialidades reconocidas igual que las atribuidas al hombre aunque aún persistan desigualdades y asimetrías por superar.
En la conciencia colectiva de las mujeres dominicanas persistirá por siempre la imagen de Magaly sobre una tarima, envuelta en una bata ancha de tonos naranja y un turbante de orlas azules y moradas de estilo hindú cubriéndole el pelo inclinado sobre la frente por efecto del sudor y el indómito sol caribeño, en el fragor de las luchas por la igualdad de género.
Magaly pronunciando elocuentes discursos ante cientos de mujeres que procuraba integrar a la Federación Dominicana de Mujeres para demandar respeto a los derechos de la mujer y a las libertades públicas en el país.
Magaly concienciando jóvenes sobre las causas de las relaciones tortuosas entre hombres y mujeres en la convivencia de la pareja, la familia, en los propios hogares, en los centros laborales, en las escuelas, las iglesias, las universidades, en las calles, los clubes, los hospitales, el campo, el cine, el teatro, el mercado, en lugares de diversión y en sus mismas vidas.
Magaly no se ha ido, tiene una agenda pendiente de temas a seguir trabajando junto a sus discípulas por la total emancipación de la mujer dominicana, de las haitianas, las puertorriqueñas, las cubanas, las nicaragüenses, las jamaiquinas, las estadounidenses, las mejicanas, las españolas y las de todas partes del globo terráqueo porque su lucha que es la todas, se origina en la discriminación.
Sabemos que su espíritu indoblegable estará promoviendo y luchando por las metas pendientes, con y desde las que quedamos, hasta lograr derribar las desigualdades y edificar una patria y un mundo mejor para tod@s.

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