¿Les digo algo?

¿Les digo algo?

Nexcy D´León

El acuerdo entre Palestina e Israel, mediado por el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, deja claro que su propósito fue suplantar las normas diplomáticas establecidas tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entidad que, por acciones de ese mismo país, ha ido perdiendo autoridad.

Al parecer, el éxito atribuido a Trump como empresario le hizo creer que sus habilidades para negociar debían imponerse al mundo. Por eso sintió que merecía ser premiado como suelen hacer las corporaciones con sus miembros destacados.

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Para millones de personas que han sufrido la pérdida de familiares y bienes, hambre y desamparo material, emocional, espiritual y cultural, el acuerdo representa un alivio frente a la desventura de haber sido un pueblo sometido, en su momento, al mandato británico.

Esperemos que la segunda etapa del acuerdo se concrete: que Israel acepte un alto al fuego permanente y que Hamás libere a los rehenes varones que aún siguen con vida, civiles y militares, a cambio de un canje de prisioneros palestinos; y que, tal como se estipula para la tercera etapa, se entreguen los restos de los rehenes israelíes fallecidos.

La propuesta, estructurada en tres etapas de 42 días (seis semanas) cada una, tiene por objetivo liberar a todos los cautivos israelíes: civiles y militares, vivos o fallecidos; propiciar la excarcelación de algunos prisioneros palestinos; retornar a una calma sostenible y poner fin a la ocupación y al asedio israelíes sobre la Franja de Gaza. Ojalá se concrete.

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