¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro.
El mundo se estremece con la revelación de los Papeles de Panamá sobre las empresas offshore constituidas por ricos europeos y latinoamericanos para ocultar sus capitales y evadir pagos de impuestos en sus países.
Lo interesante de este nuevo escándalo es que los offshore son una creación de la economía capitalista cuyos expertos y promotores las vendieron al mundo como alternativas para fomentar y preservar los capitales disponibles y evitar su degradación mientras se invierten.
Las offshore se introdujeron en la República Dominicana como novedad de la sociedad capitalista y su mercadeo estuvo dirigido en sus inicios al sector turístico. Hace unos años vinieron al país connotados expertos norteamericanos, europeos y latinos a dar a conocer las ventajas de esas empresas de inversiones consideradas exitosas y rentables.
Actualmente el mundo es bombardeado con informaciones sensacionales sobre las offshore. Se presentan como fraudes fiscales de empresarios, ricos, millonarios y multimillonarios que escogieron la modalidad para ocultar sus recursos, no pagar impuestos o evitar la pérdida de rentabilidad de sus dineros.
Se escuchó decir o leer en los diarios, revistas y entrevistas especializadas en economía que las offshore habían sido creadas para incentivar la inversión y la rentabilidad de los capitales ociosos o para aumentarlos aprovechando las ofertas del mercado.
Este asunto, evidentemente motivado en el objetivo de los sectores interesados en controlar los recursos económicos globales, se vincula a la ética y la corrupción con la intención de desacreditar a los involucrados que ya no sirven a los fines de esos sectores y de ejercer el monopolio de los flujos financieros.
Los paraísos fiscales del capital son una de las contrapartes del infierno para los trabajadores de todo el mundo.
La expansión de estos paraísos para el capital se verificó en un momento histórico en el que se eliminaron conquistas importantes de los trabajadores y de toda la sociedad y los países impusieron a sus poblaciones cargas impositivas insostenibles cuyo impacto fue la disminución de la calidad de vida, el empobrecimiento y la desaparición del Estado de Bienestar.
Este tema no se debe farandulear ni ignorar. Todo aquel que tiene o produce un peso trata de aumentarlo y no duda en aprovechar o crear las circunstancias que les permitan hacerlo, no es de extrañar que en este escándalos suenen los nombres de parientes de la realeza europea, políticos de todo tipo, artistas, deportistas y, sobre todo, empresarios y banqueros.
Lo esencial, además del necesario combate contra el enriquecimiento ilegal, la corrupción y la evasión fiscal, es enfrentar la racionalidad económica y el contexto político que legitiman el poder y la voracidad de quienes concentran las riquezas y ejercen el monopolio de la fuerza para imponer su falsa moral y utilizan el discurso ético como cortina de humo para ocultar prácticas deshonestas y perversiones que alcanzan la magnitud de crimen contra la humanidad.

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