¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro

Qué pensaran los pueblos suramericanos, latinoamericanos y caribeños de los acontecimientos políticos que se han ido suscitando primero en Venezuela, luego en Bolivia, después en Chile, en Perú, Argentina y ahora en Brasil, precedidos de una matriz mediática local e internacional cargada de medias verdades y manipulaciones?
¿Estarán pensando en la sentencia: “cuando vea que la barba de su vecino arde, ponga la suya en remojo” o en quién o quienes están en la mirilla de los grupos dominantes de esta parte del mundo para ser los próximos desacreditados e inhabilitados políticamente frente a sus propios pueblos?
Si la gente de estas zonas estuviera preguntándose el porqué de estos escándalos de alegada corrupción política y administrativa, atribuidas a los líderes de los gobiernos que estrenan una manera distinta de dirigir sus países, sería una gran cosa para todos y todas.
Recordarían que 50 años atrás en las Américas y el Caribe había y hay, un único país, Cuba, que ha sido sujeto de su propio destino contra vientos y mareas y los demás eran y son dependientes de las políticas extranjeras representadas en estas naciones por grupos económicos y personeros beneficiarios de los artilugios establecidos para expoliar las riquezas y recursos de los países.
Las ideas de Simón Bolívar, San Martín, Artigas, Sucre, José Martí, Máximo Gómez, Antonio Maceo, Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón, Mariátegui, Manolo Tavárez, Che Guevara, Francisco Caamaño… de la unidad latinoamericana, cobraron vigor en los últimos años tras el destierro de las dictaduras, el renacer de las ansias emancipadoras y el arribo al poder de Hugo Chávez, Lula Da Silva, Pepe Mujica, Evo Morales, Cristina Kirchner y Dilma Rousseff.
Cabe preguntarse: ¿Es que los cambios vislumbrados en el mundo por los países de economías emergentes como pronosticó Goldman Sachs, que determinarían el comportamiento económico y político del siglo XXI, empezaban a sentirse con el agrupamiento auspiciado por Brasil, Rusia, India y China, enrumbando el mundo a la multipolaridad en las relaciones internacionales y afectando los intereses de Estados Unidos?
Brasil es parte de los países BRICS. Se atrevió a cuestionar a los Estados Unidos, a responderle con la misma moneda que le pagaban y exigió trato de Estado a Estado, exhibiendo un comportamiento político diferente frente a ese país. ¿Serán esas razones para lo que ahora enfrenta la presidenta Dilma Rousseff?
Los BRICS propugnan por el respeto al derecho internacional, rechazan las políticas que limitan la soberanía de los Estados, por un sistema mundial más equilibrado y justo en las relaciones económicas mundiales y por una reforma del sistema financiero, porque consideran que solo sirve para apuntalar el poder de los Estados Unidos y los países occidentales.
Rousseff y Lula son perseguidos por los retrógrados servidores del poder extranjero. Crearon primero la idea mediática de que se perseguía corrupción administrativa, luego cambiaron de argumentos. Lo peor es que los acusadores arrastran imputaciones de apropiación indebida de fondos, de evasión fiscal, tráfico de influencias, sobornos, coimas, enriquecimiento ilícito y ocultamiento de capitales.
Estas prácticas persisten desde la época en que las derechas económicas y políticas usurpaban las riquezas de los pueblos latinoamericanos. Combatir la corrupción implica aumentar la democracia, la supervisión social de los bienes públicos y el ejercicio de la acción punitiva de la ley como garantía del respeto a la integridad y patrimonialidad de la riqueza del pueblo y sobre todo la defensa del poder constitucional.
Los golpes de Estado son la peor forma de corrupción y sirven para encumbrar a los sectores más perversos de las sociedades.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas