¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro.

José Francisco Peña Gómez creció y se formó superando múltiples limitaciones y vicisitudes que no le impidieron desarrollar su inteligencia ni sus cualidades humanas y morales.

Una de las veces que fui a su casa de Cambita a entrevistarlo, nos contó que cuando tenía 10 años de edad, para ir a la escuela debía acortar la distancia caminando entre los montes porque la escuela quedaba muy lejos de su casa.

En su evocación se vio vestido con el uniforme que llevaban los estudiantes de las escuelas públicas de su época: pantalón kaki largo, camisa blanca, corbata de lazo y zapatos negros.

“Una mañana cogí por entre los montes, iba rápido para no llegar tarde, sin darme cuenta pasé por encima de una ceniza de un horno de carbón que habían quemado en la noche y todavía estaba caliente; sentí un dolor tan grande en los pies que corrí para salir del sitio, me senté en el suelo para ver porqué me ardían tanto los pies, vi que mis zapatos tenían dos hoyos redonditos en el centro porque las suelas se le habían desgastado”.

Los pies se le ampollaron y para no faltar a la escuela José Francisco iba caminando a punta de talón. Si le daban una bola en un animal o una bicicleta, los medios de transporte de mayor tránsito en los montes que tenía que pasar, lo agradecía infinitamente.

En la anécdota de Peña Gómez no percibí dolor ni resentimiento por no haber tenido ni las más mínimas condiciones ni comodidades para formarse y educarse; en cambio noté, las carencias conque había vivido fueron la cimiente de sus luchas y desvelos por hacer de su país una sociedad más justa.

La conversación con el máximo líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se produjo cuando sabía que iba a morir, de vez en cuando, recordaba y hablaba de experiencias vitales de su pasado.

Hace 17 años Peña Gómez partió de esta existencia. Entre los líderes dominicanos de más transcendencia, era uno de los más cercanos a la gente, especialmente de los pobres centro de sus desvelos y preocupaciones, quienes siempre lo aclamaron y lo sintieron su aliado.

Desde que empecé a ejercer periodismo tuve que perseguir a Peña Gómez en sí era una fuente de noticias y teníamos que darle seguimiento. El periodismo de televisión estaba en ciernes, Francisco Balbuena, creador del noticiario 13 en las Noticias, trajo un expo riel y una cámara de video, equipo conque grabábamos, pero no se podía devolver lo grabado.

Cuando entrevistábamos a Peña Gómez le advertíamos que no se extendiera más de tres minutos en sus respuestas, porque no podíamos editar, por más señas que le hacíamos para que cortara siempre se pasaba y, a veces, debíamos volver a grabarlo para ceñirnos al tiempo accediendo a hacerlo nuevamente con comprensión. Así Peña Gómez se convirtió en un experto en medir el tiempo para las noticias de televisión.

Paz eterna al alma del gran dominicano José Francisco Peña Gómez.

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