¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro.
El pueblo dominicano ha labrado una democracia a base de luchas que han implicado muertes, prisión, desapariciones, exilio y negociaciones que lo han llevado a donde está situado hoy: una democracia imperfecta, tan imperfecta, que las pasadas elecciones son el mejor ejemplo de esta imperfección.
Democracia es voluntad desde el pueblo y voluntad de pueblo. En múltiples ocasiones diversos sectores llamaron la atención al organismo encargado de organizar los comicios en torno a superar limitaciones técnicas, procedimentales y normativas siendo casi siempre desoídos y cuando lo hizo, era tarde, los hechos se habían producido o era casi imposible remediarlo.
Muchos percibían que el matadero electoral a que estaban acostumbrados se modernizaría a matadero electrónico y consideraban que la Junta Central Electoral estaba imponiendo un proceso inaplicable en la realidad dominicana y factible de manipulación. Las negativas recurrentes a escuchar los partidos políticos participantes en las elecciones fortalecieron esta visión. Cuando por fin lo hizo ya era demasiado tarde; todo estaba consumado.
Democracia es escuchar, es entender que se actúa por delegación de poder del pueblo, es actuar gestando lo mejor para el bienestar colectivo, para demostrar que quienes fueron escogidos por el pueblo como representantes de su voluntad, gozan de legitimidad y merecen su confianza y respeto.
En la democracia imperfecta de hoy, reclamar derechos, protestar, exigir cumplimiento de la palabra dada en lo político y lo social, es “contra la norma establecida”. Se tilda a quienes levantan la voz de ridículos, resentidos sociales o enemigos de la paz, entre otros epítetos con los que se niega uno de los derechos fundamentales de la democracia: el derecho a la disensión y la protesta.
Los candidatos y partidos participantes en las pasadas elecciones que alegan la comisión de irregularidades en el proceso tienen derecho a protestar y a exigir que se aclaren los hechos para satisfacción de todos los concurrentes a los comicios.
Históricamente los pueblos se han visto obligados a actuar para ser escuchados por quienes ejercen o usurpan el poder en una nación, actitud que ha llevado a algunas personas a asumir uno de los recursos más extremos de la protesta humana: la huelga de hambre.
Entre los que rechazan los resultados electorales de la provincia Santo Domingo Este se encuentra Manuel Jiménez, ciudadano conocido por su comportamiento honorable y su bien hacer en la sociedad promoviendo la cultura y quien, como político, se ha conducido como debe hacerlo el político elegido por el pueblo, defendiendo su bienestar y sus aspiraciones.
Manuel y sus compañeros optaron por la huelga de hambre como último recurso para que la JCE escuche su petición y revisen los votos del Santo Domingo Este, donde según consta, se produjo el mayor desafuero electoral.
Era tradición en el país la mediación de personalidades para solucionar los impasse sociales y políticos, mecanismo que se ha agotado debido a que también esas intervenciones, las más de las veces, no satisfacían las expectativas del pueblo, ahora se impone que las autoridades actúen con sentido democrático y ajustado a la verdad, que escuchen y atiendan como es debido a los inconformes con los resultados electorales.
Incluso, los candidatos dados como ganadores, deberían promover la transparencia en las votaciones de la provincia Santo Domingo Este para evitar que la duda sobre su triunfo empañe sus actuaciones.
¡Qué impere la verdad!
Lo cierto es que, la construcción de una democracia auténtica, libre de manipulaciones y de la influencia del dinero y el poder, sigue siendo una tarea inconclusa.

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