¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro.
La reacción de los pueblos contra los planes de las empresas multinacionales que van por el mundo apropiándose de minas y zonas productoras de agua y alimentos de los países, violando las legislaciones locales e imponiendo leyes convenientes a sus intereses ha llevado a que ideen estrategias con nombres altisonantes con las que procuran confundir a la gente.
En todo el mundo, las multinacionales dedicadas a la minería de todo tipo, usando como medio principal el soborno a funcionarios públicos para penetrar y asentarse en las áreas que les interesan, actúan irrespetando las leyes de conservación sin preocuparse de que alguna autoridad le reclame conducirse siguiendo las normas ambientales internacionales ni las existentes en el país de que se trate.
Las experiencias de los pueblos del mundo, y ahora con mayor intensidad, las que están viviendo muchas naciones latinoamericanas y caribeñas, con las multinacionales que explotan el oro y otros minerales que requieren de grandes intervenciones con impactos significativos, los ha obligado a vender la imagen de que esas empresas velan por la salud y el bienestar de las poblaciones de las áreas de influencia y de que la explotación de sus recursos naturales por esas mega mineras naturales es beneficiosa para esos países.
Las grandes empresas que controlan los mercados de insumos para la producción agropecuaria: semillas, abonos, plaguicidas, estimulantes de crecimiento, maquinarias, equipos de precisión, sistemas de almacenaje, transporte y comercialización; las que controlan la producción, distribución y mercadeo de medicamentos e instrumentales para la salud y las productoras de cosméticos y las de servicios lúdicos expanden sus capitales ignorando las necesidades reales de las poblaciones e imponiendo la racionalidad de sus intereses.
En Ecuador, Chile, México, Argentina, Guatemala, Nicaragua, Bolivia, en muchos países de África, Haití y la República Dominicana entre otras naciones, es la gente que ha tenido que asumir la defensa y protección de los recursos naturales y la defensa de la vida, demandando y asumiendo acciones contra el mal uso de pesticidas y venenos en la producción de los alimentos y el control de plagas, en la industria farmacéutica, en la cosmética y, de manera fundamental, ante la mega minería y su capacidad de destrucción de ecosistemas, de menoscabar la producción de agua y contaminar el entorno.
La concienciación de la gente de los daños y abusos que cometen las mineras y las productoras de “alimentos” ha motivado que esas empresas ideen estrategias comunicacionales para penetrar a las sociedades engañándolas sobre los verdaderos propósitos que persiguen con sus operaciones y explicar en qué consisten sus operaciones.
Siguiendo esas estrategias reúnen a la gente para hablarles de las “buenas prácticas de responsabilidad empresarial” mediante las cuales destinan, al entorno donde operan, un porcentaje ínfimo de los beneficios que producen para obtener la aceptación de las comunidades y evitar los conflictos generados con sus operaciones.

Si los pueblos analizaran las denominadas buenas prácticas empresariales de las mineras, las productoras de alimentos, las administradoras de salud, los ingenios azucareros, enclaves turísticos, etcétera, se darían cuenta que los recursos que invierten en proyectos comunitarios no representan nada en el orden económico con relación a las ganancias que generan cada año en base a una gestión, generalmente, reñida con la ley, la moral y la ética.

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