¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
(José Luis Sampedro)
Fidelio Despradel ocupará desde mañana, martes 16 de agosto, en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional, una curul desde la que mucha gente, para no decir el pueblo, espera sea la diferencia en ese organismo, contribuyendo por lo menos a sembrar la simiente de la Constituyente Nacional a que aspira la mayoría de ciudadanos y ciudadanas.
A la República Dominicana le quedan pocos hijos e hijas en quienes se pueda creer y confiar que ella les importa y se sienten comprometidos con el destino de sus habitantes, su cultura, la preservación y uso adecuado de los bienes y recursos naturales para el bienestar colectivo.
A los dieciséis años, etapa en la que generalmente el joven no asume seriamente una actividad, Fidelio se sentía responsable de incidir en cambiar el orden social, económico y político cultural del país.
Fidelio piensa, siente y tiene la certeza de que las familias dominicanas necesitan y merecen buenas condiciones de vida y a tener aseguradas la asistencia en salud, la educación, el trabajo, la justicia y el respeto a sus derechos humanos, civiles, políticos y ambientales.
Esa es la convicción que ha regido su accionar político y su comportamiento personal. Pertenecer y ser criado en una familia acomodada, no influyó en que cambiara la decisión que había asumido en la adolescencia, sino fortaleció sus ideas y lo motivó a dedicarse con ahínco a estudiar y luchar contra la dictadura trujillista.
Observando la conducta y actuaciones de Fidelio, leyendo sus artículos sobre política y la realidad social del país, se tiene la certeza de que cría y cree factible que el pueblo podrá establecer el orden social que garantice a cada ciudadano una vida próspera, de paz y convivencia espiritual enriquecedora para todas y todos.
Su actuación a lo largo de la vida lo ha convertido en ejemplo del hombre confiable, coherente, honorable, abierto a las ideas de los demás, pero intransigente frente a los antivalores que destruyen e imponen los males que afligen a la patria y a sus ciudadanos.
Desde mañana, la hidalga figura de Fidelio Despradel, abanderado de la dignidad dominicana, está compelida a representar en el Congreso la voz del poder popular auténtico, que enfrente y evidencie los desmanes de los falsos y personalistas legisladores que ha gobernado el país.
Las personas que lo conocen, aman y admiran entienden que por alguna razón de la vida llega al Congreso Nacional, donde no podrá enarbolar ni hacer entender a los demás legisladores los principios que inspiraron la formación y el programa del Movimiento 14 de Junio, ni la Constitución promovida posteriormente por el derrocado presidente Juan Bosch y defendida por el pueblo en armas, pero saben que trabajará incansablemente para representar a la nación digna y decorosamente.
Fidelio puede, debe y quiere ser la chispa que incendie la pradera.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas