La libertad de expresión no vale nada sin la libertad de pensamiento
José Luis Sampedro
En la vida de las personas de espíritu humanista la poesía, la política y el periodismo caminan juntos, probablemente porque permiten a las personas comunicar sus ideas, abogar por la idoneidad de la existencia y expresan la capacidad de testimoniar la realidad interior y exterior.
Este año, a cien de la primera invasión de los Estados Unidos, en la República Dominicana, la poesía y los poetas conmemoran la vida y obra de un poeta de dimensiones cuasi sagradas para América Latina y el mundo. Se trata del nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío, en el centenario de su muerte y celebramos la poesía, la rebeldía y el valor del dominicano Fabio Federico Fiallo Cabral, vate de ideas liberales y antiimperialista. Ambos poetas vislumbraron, desde sus versos, la vocación imperialista de los Estados Unidos y convocaron a la resistencia.
A pesar de que la obra de Darío está cargada de referencias ajenas y lejanas, se puede identificar una fuerte pulsión latinoamericanista, una firme vocación patriótica y un respeto absoluto por los símbolos de identidad de las culturas originarias.
El poeta latinoamericano de mayor influencia en la literatura de su época y de las posteriores a nivel universal, venerado en su patria y apreciado en Europa, principalmente en Francia y España vivió una vida desordenada. Su muerte, cuando apenas tenía 49 años, fue precipitada por su adicción al alcohol y sus tendencias autodestructivas.
Rubén Darío tuvo una vida signada por las precariedades materiales, pero rica en experiencias lúdicas y satisfacciones literarias e inestabilidad familiar desde su infancia, marcada por el hecho de que su madre Rosa Sarmiento y su padre Manuel García se separaron a causa de la vida desordenada de su padre entre el ron y las parrandas.
Su madre Rosa encontró refugio en sus familiares, quienes asumieron junto a ella la educación de Rubén, que a los tres años de edad sabía leer y a los trece publicaba en el diario El Termómetro la elegía Una lágrima. Desde los 26 años Darío empezó a convertirse en la figura central y paradigmática del modernismo hispanoamericano.
Fabio Fiallo desafió la invasión militar norteamericana, fue hecho prisionero por sus luchas y se constituyó en uno de los intelectuales que denunciaron con su pluma y enfrentaron con sus acciones a los ocupantes.
Darío y Fiallo fueron amigos y mantuvieron un activo intercambio epistolar hasta la muerte en 2016 del poeta nicaragüense.
¡Qué bueno que la Semana de la Poesía honre la obra y salude la vocación antiimperialista de estos poetas!