¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

En diciembre la vida dominicana y mundial denota la profundidad de las desigualdades sociales. Mientras unos pocos exponen sus posibilidades económicas adquiriendo caprichos y antojos, una gran masa de hambrientos carentes de lo elemental para vivir evidencia su pobreza.
En este nivel de la humanidad se estima que hay en el mundo más de 3,200 millones de personas pobres y en los en los países en desarrollo y los países en guerra más de 200 millones en condición de pobreza extrema. En América Latina se cuentan más de 100 millones de pobres y el índice de desigualdad alcanza valores por encima del 40%. Solo en Cuba se redistribuye lo generado por esa nación entre todos los cubanos y cubanas.
En la República Dominicana los gobiernos sucedidos tras el derrocamiento de la dictadura trujillista se han empeñado en destacar el crecimiento económico del país. Sin embargo, es en diciembre que se confirma si ese crecimiento no expresa desarrollo social y humano y por lo tanto no es real.
Este diciembre se vio de manera patética que el anunciado crecimiento no es tal o no significa nada, como sucedió en cada uno de los gobiernos anteriores. Lo desmienten las hordas hambrientas que hicieron filas, corrieron y arrebataron las cajas de comida dadas por los políticos para mitigarles el hambre la noche de Noche Buena y la multiplicación de atracos y robos.
Cada diciembre son más numerosos los ciudadanos y ciudadanas agolpados en las puertas de las oficinas y lugares habilitados por quienes compran votos con comida en la Capital y provincias del país. Es deprimente presenciar la verdadera cara de esta sociedad en cada Navidad
No es justo, ni cristiano, ni humano que un pueblo sea llamado a ir detrás de una caja de alimentos para calmar su hambre de un día.
¿No atraería más votos que el Gobierno cambiara su política por una centrada en el bienestar del pueblo; que hiciera énfasis en crear empleos permanentes, en incentivar la industria de capital local y utilizar con sabiduría los recursos naturales para producir riqueza para todas y todos?
¿Hacia dónde lleva la nación construir costosas infraestructuras si ni siquiera se utilizan en las gestiones necesarias de una economía dinámica, basada en la producción de insumos y productos para el mercado local e internacional?
Nuestros gobernantes han apostado por una economía de servicios que lo único que necesita es gente que casi trabaje de gratis por salarios de miseria por más de ocho horas al teléfono asistiendo clientes de todo el mundo de las grandes corporaciones multinacionales o sirva sin tiempo en hoteles, o que simplemente ensamble productos generados en otras latitudes.
El pueblo dominicano desea que se cambien las entregas de las cajas navideñas y de los juguetes por políticas eficaces que generen trabajo para el pueblo de modo que la gente pueda adquirir los bienes que necesita para ellos y sus hijos y que nadie tenga que salir a madrugar por una caja de comida una vez al año

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