¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Los escándalos de corrupción en los que se sindica a funcionarios públicos, privados y políticos, desacreditan al Gobierno y ridiculizan a las autoridades que restan importancia a la conducta antiética de muchas personas notables en el país.
Al presidente Danilo Medina le convendría ser receptivo a investigar cualesquier denuncia o hecho que arroje dudas sobre la pulcritud de las gestiones del Gobierno en el financiamiento y manejo de los proyectos en ejecución.
Reaccionar de manera defensiva a las denuncias de corrupción en el Gobierno permite que la desconfianza crezca en los ciudadanos y ciudadanas que eligieron al Presidente para un segundo período y frente a quienes debería mostrar una actitud sincera de intolerancia con lo mal hecho.
Es indudable que la dictadura de Trujillo y los doce años de gobierno del expresidente Joaquín Balaguer constituyeron dos periodos en los que el comportamiento ético en la administración del Estado fue sustituido por el abuso y el uso particular de los recursos del erario, conducta asumida por todos los gobiernos que ha tenido el país, a excepción del presidido por el profesor Juan Bosch en el 1963.
Es en los ejemplos del profesor Bosch para frenar la comisión de actos de corrupción cometidos por algunos de sus colaboradores cercanos, que debe inspirarse el presidente Danilo Medina para cumplir su misión de cuidador de los recursos del erario.
Medina ha proclamado ser discípulo del profesor Bosch y seguidor de sus ideas de convertir la República Dominicana un país en el que cada ciudadano y ciudadana tenga las condiciones para vivir en educación, justicia y libertad.
El desorden social y la falta de ética impiden a la población construir una conducta basada en valores morales, de respeto a las leyes y de buenas relaciones entre l@s mism@s ciudadan@s.
Esta crisis moral tiene a la República Dominicana en un estancamiento político, económico y social del que no se sabe cómo podrá salir.
Para salir de este marasmo en que se encuentra el país es necesario que sea el mismo pueblo que asuma el cambio en lo personal y lo colectivo, desaprendiendo lo mal aprendido, comprometiéndose con su propio cambio e imponiendo la transparencia y el manejo pulcro y justo de los bienes comunes.
El dominicano tiene que asumir los valores de su identidad y aplicar a su estilo de vida los principios de los forjadores de la Patria y de los patriotas latinoamericanos, sus anhelos y legados de luchas por bien común en un país para todas y todos.
La corrupción tiene que ser derrotada con la lucha y la participación de toda la sociedad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas