Les invito a mi relanzamiento emocional

Les invito a mi relanzamiento emocional

EMIGDIO VALENZUELA MOQUETE
«La habilidad moderna no consiste en esconder la emoción, sino en afectarla.» (G.K. Chesterton)
No tengo todavía definidos fecha, día, hora ni lugar. Sobre este último debo avanzar que será en uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad capital, a decidir en su momento por mis asesores. Probablemente el de más caché que ojos humanos hayan visto. Mi relanzamiento tendrá como incentivo principal que será completamente gratis. Pero no es el único, pues además habrá durante el transcurso del evento un «open bar» y premios, sorpresas e incentivos en US$ para los primeros cien asistentes.

Debo sucintamente motivar la razón de este relanzamiento, pues se trata de una transformación interior muy significativa en mi vida particular, y como soy un hombre medianamente público, esa condición me obliga necesariamente a hacer a mis con- ciudadanos partícipes de ese trascendental acontecimiento. Sobre todo si se toma en cuenta mi capacidad harto probada, mi sabiduría y pulcra hoja de servicio, no estoy exento de que el destino me juegue una mala trastada y un futuro no muy lejano, aún fuere con un salario honorífico mensual de US$1,000,000.00, me tenga preservado para regir los destinos de este país impredecible y de situaciones inimaginables, donde la realidad desborda la ficción.

Aunque para ello he tenido que recurrir a la «teoría del caos» pese a lo difuso de la realidad dominicana, debo reconocer que el país «mejor administrado» no puede estar. Pese a que Hipólito dejó al país al borde del abismo, las actuales autoridades en vez de detener la marcha, decidieron que «e’pa’lante que vamos».

Obviamente, los resultados no pueden ser más elocuentes: energía eléctrica a pasto y barata; la inversión en educación alcanza niveles ubérrimos; la salud pública está posesionada como la que dispensa mejores servicios de la región; el costo de los combustibles estable a niveles inmejorables; al transporte público más organización no le cabe; la corrupción reducida a su mínima expresión; la delincuencia bajo el control absoluto de las autoridades; salarios razonables y equitativos, tanto para los de arriba como para los de abajo; una voracidad fiscal selvática y para culminar con la excelencia un Seguro Familiar de Salud, sin conflicto alguno manejado con absoluta transparencia, digno de exhibirlo para tomarlo como modelo en el más exigente país del mundo en esa materia. Con esos logros y tan promisorio escenario la reelección es un palo.

A grandes rasgos mi relanzamiento no es un salto -la naturaleza no da brincos- se trata de una ligera mutación en mi psiquis que consiste en dejar de ser «un honesto tonto» y convertirme en un «honesto hábil». De manera tal que la honestidad, la ética, la moral y la dignidad seguirán siendo categorías significativas en mi escala de valores, pero tendrán matices, y a la «doble moral» se le dará un uso restrictivo, sólo en casos muy excepcionales, todo dependiendo hacia dónde soplen los vientos, si a favor de Leonel, de Miguelito o del candidato a la Presidencia que escoja en su convención del próximo 10 de junio el PRSC. De este partido, dada sus «amabilidades», me simpatiza que el escogido sea Amable.

Recibiendo instrucciones de mis asesores, parte importante de mi relanzamiento implica que inmediatamente se produzca la escogencia del 10 de junio, debo «engancharme» a político.

Eso ya lo tengo decidido, porque entiendo que mi destino es el de la Patria. Y sin mí la Patria no existe.

Estamos atrapados y sin salida. No faltes a mi relanzamiento emocional es la opción menos mala. De tu aceptación o rechazo depende el futuro de la Patria y del país.

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