“Les quitaron a los haitianos…”

“Les quitaron a los haitianos…”

Estuve recientemente en Puerto Rico y un periodista influyente me preguntó airadamente: “¿Ustedes los dominicanos quitaron la nacionalidad a los haitianos?”. Sorprendido, respondí: “Si son haitianos, ¿cómo podemos nosotros quitarles su nacionalidad?”. El otro sonrió.

El alud de informaciones de prensa internacional sobre la reciente sentencia del Tribunal Constitucional acerca de cuáles hijos de extranjeros pueden lograr ser ciudadanos dominicanos ha causado una inmensa desinformación y dejado una impresión parecida a la del periodista que me emboscó con su pregunta.
Allí donde nacer en su territorio confiere al recién nacido derecho a su ciudadanía, algunos creen que debería ser igual en otros países. Pero no es así. Vaya cualquiera a España o a la mayoría de las naciones europeas, excepto Francia y el Reino Unido, y verá cómo nacer allí, eso sólo, no garantiza ningún derecho a esa nacionalidad.

El derecho de ser ciudadano de un país por nacer en él se denomina jurídicamente “jus soli” o derecho de suelo y es consagrado por naciones que desean aumentar su población (por ejemplo Australia y la Argentina) o integrar a sus inmigrantes (por ejemplo los Estados Unidos y Francia). Países cuyas poblaciones emigran de manera significativa generalmente utilizan la fórmula llamada “jus sanguinis” o derecho de sangre, lo cual significa que ser hijo de un nacional de ese país, aun nacido en otro, da derecho a la nacionalidad del o los padres.

Tener alguna nacionalidad es un derecho humano reconocido por las Naciones Unidas. Quizás por ello, muchos confundidos creen que la República Dominicana está “quitando” la nacionalidad dominicana a hijos de inmigrantes haitianos. Pero, ¿cómo se quita lo que no se ha tenido? Los hijos de haitianos con estatus de inmigrantes ilegales o irregulares, nacidos aquí, no son ni han sido dominicanos ni corren el riesgo de ser apátridas, pues mientras la República Dominicana no está obligada a dar su nacionalidad a extranjeros, Haití en su Constitución expresamente declara que los hijos de haitianos son haitianos no importa dónde nazcan.

Y una falla del Estado haitiano, su carencia de un adecuado registro civil, no puede imputarse a nosotros como una conspiración racista o anti-haitiana. Ni obligarnos a hacer dominicanos a quienes no lo son.

Para explicar esto no hay que insultar. Quienes presionan al país, ¿por qué no hablan con hechos y abren sus naciones a los haitianos?

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