La lesión de Carlos Gómez es otro golpe fuerte para los Mets en una temporada marcada por una cadena de bajas entre sus jardineros.

Moisés Alou se lesionó a mediados de mayo. Endy Chávez calló en la lista de lesionados a principios de junio. Lasting Milledge, el prospecto que estaba supuesto a ser la goma de repuesta en los bosques, se lastimó a principios de abril.

Gómez se fracturó un hueso en su mano izquierda el cuatro de julio mientras bateaba. La lesión es significante para los Mets aunque esta sea la primera temporada de Gómez en las Grandes Ligas porque el jovencito de 21 años de edad ayudó mucho a Nueva York a mantener su control de la primera posición de su división durante un periodo critico.

El acenso de Gómez le rindió frutos a los Mets desde el primer día que lo subieron a las Mayores para llenar los huecos dejados por Alou y Milledge. En su primer partido, el 13 de mayo, contra Milwaukee, Gómez se fue de 4-2 con un doble, dos carreras anotadas y una base robada para ayudar a los Mets a derrotar al mejor equipo de la Liga Nacional.

Los números del novato no son asombrantes (.250, dos jonrones, 11 remolques, y 9 bases robadas en 108 turnos) pero sus contribuciones no se pueden medir a base de estadísticas. El espigado atleta dominicano contribuyó mucho con su corrido de bases y su fildeo.

El 16 de junio, Gómez se estafó una base y colocó un toque que sacó del juego a Roger Clemens.