Letargo en mercado aleja disturbios
e intensidad de crisis divisas

Letargo en mercado aleja disturbios <BR>e intensidad de crisis divisas

POR CLAUDIO CABRERA
En su discurso de toma de posesión, el presidente Leonel Fernández resaltó la necesidad de que el dólar bajara de precio, para lograr así una disminución de la inflación y mejorar la economía de los pobres. Aunque las palabras representan ideas y programas, cuando reflejan una realidad que sobreviene, se revisten de la suficiente fuerza material como para reflejar la realidad.

Fue así como el dólar estadounidense asumió un comportamiento hacia la baja desde poco después de los resultados del 16 de mayo pasado, tendencia que adoptó notoria aceleración tras la toma de posesión de las nuevas autoridades a partir del 16 de agosto.

Observando los “tiempos” del mercado cambiario desde mayo a esta parte, economistas concluyen en que la situación se ha caracterizado, en primer lugar, por una caída libre inicial en las cotizaciones, consolidando una vaga tendencia desde fines de mayo.

Un segundo momento notorio por un abrupto descenso desde el 16 hasta el 31 de agosto, es la parte en que dichas cotizaciones cerraron entre los RD$44.84 para la compra y los RD$45.56 en ventas.

Un tercer momento ha estado matizado por la adopción de un leve acento de “letargo” que evidencia una tendencia marcada hacia la estabilidad con las cotizaciones ancladas para la compra y la venta en alrededor de los RD$37.0 y RD$38.0 para la compra y los RD$39.0 para las ventas.

Al llegar a este punto, el mercado de divisas ha engrosado una oferta de dólares a la economía del país, que ha inducido al gobernador del Banco Central, licenciado Héctor Valdez Albizu, a señalar entre otras cosas, que las causas que han determinado la actual caída en las cotizaciones de compra y venta, residen en la sobreoferta de la moneda norteamericana presente en la economía dominicana.

Debido a que la actual oferta proveniente de diferentes fuentes que incluyen turismo, zona franca, remesas, exportaciones y otras vías, el mercado de divisas está abarrotado de monedas estadounidenses, pudiéndose satisfacer ampliamente la demanda para los adquirientes que acuden a bancos comerciales, agencias de cambio y en las cotizaciones abiertas en las calles.

Desde el pasado mes de enero, las cotizaciones han bajado en más de RD$10.0, lo que constituye un buen indicador de que los factores correlativos en la economía que deciden las variaciones en alza y baja del dólar, responden a las políticas previamente diseñadas por las autoridades.

¿Hasta dónde llegar?

A partir de este momento, las autoridades monetarias están procediendo a medir los efectos preliminares de las aplicaciones en el corto plazo, de las primeras decisiones monetarias y cambiarias.

Sin embargo, todos esperan que el Banco Central aplique un conjunto adicional de decisiones más trascendentales para, en una segunda fase del manejo de dichas políticas, lograr efectos adicionales que consoliden la estabilidad macroeconómica.

Aunque la estabilidad macroeconómica constituye la centrífuga de las políticas gubernamentales en coordinación con las autoridades del área monetaria, éstas aún no han hecho público cuál es el programa diseñado para lograrlo, con sus metas definidas para el curso de lo que resta del año y para darle continuidad hasta el año venidero 2005.

No obstante, algunos banqueros y economistas consultados al respecto, indicaron que en el país prevalece la idea de que las autoridades monetarias lograrán el dominio completo de los factores económicos que aún no han podido ser sometidos a control.

“Tanto por la propia experiencia que tiene el equipo actualmente en el Banco Central, como porque se tienen grandes expectativas de lo que sobrevendrá como resultado de las concretas negociaciones en el futuro inmediato con el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciadas por el presidente Fernández”.

El economista Pavel Isa del Centro de Investigaciones Económicas para el Caribe (CIECA) consideró que en unas nuevas negociaciones con el organismo monetario internacional, debe tratarse de evitar la adopción de mayores políticas restrictivas que afecten directamente a los sectores más empobrecidos del país, aunque estas negociaciones fuesen consideradas impostergables para la estabilidad de la nación.

“Todas deben traducirse en mejoría de la calidad de vida de los dominicanos, empezando por alcanzar metas de inflación acordes con esas políticas de restricción, sin lesionar a los que menos pueden”.

De aquí, señaló, que la estabilidad implica bajos niveles de inflación, mantener tasas de cambio asequibles y sin sobresaltos en las cotizaciones, así como retomar el crecimiento económico.

A su vez, el economista Luis Reyes Santos, asesor económico, consultor y ex funcionario del Banco Central, al ser cuestionado sostuvo que los primeros resultados a la vista de las políticas emprendidas por las autoridades monetarias evidencian que el programa mínimo de estabilización está dando sus resultados, aún sin contar con un acuerdo previo con el FMI.

“Ya hay mucha experiencia acumulada entre las nuevas autoridades sobre cómo llevar a cabo un proceso de retoma de la estabilidad a partir de una crisis”, explicó.

La diferencia consiste en que por el nivel y hondura de esta crisis que afectó a la economía, “sus implicaciones, así como las soluciones, conducirán a una serie de compromisos por parte del país que necesariamente tendrán que ir en la misma dirección, como si se tratase de un acuerdo con un organismo monetario o no”.

Septiembre “blanco”

Aunque tradicionalmente el país estuvo sometido a los altibajos que implicaban cada mes de septiembre del año, obligaciones de la deuda pública externa, en este septiembre como en anteriores, no se avizora tal tendencia, a pesar de que las autoridades no se han referido a cómo andan los atrasos en los pagos de obligaciones con el exterior. A esos traspiés para poder cumplir el pago de la deuda, se le ha denominado “el Septiembre Negro de la economía”.

No obstante, fuentes económicas que siguen de cerca el estado de cumplimiento de las obligaciones externas, indican que el país podría honrarlas por lo menos hasta el final del año.

Por eso, los registros del Banco Central con respecto al comportamiento de las tasas de cambio son tan auspiciosos. A pesar de que los “Informes de la Economía Dominicana” correspondientes al año que finaliza mencionan por sus consecuencias unos malos resultados, todo indica que las autoridades han podido enfilar nuevamente la economía hacia nuevas metas más definidas.

Para ello han contribuido en gran medida algunas inversiones que están llegando al país y que las autoridades habían previamente atraído durante el período de la transición.

Igualmente, han empezado a surtir sus efectos las repatriaciones de capitales que anteriormente se habían fugado del país, como producto de la alarma originada tras las quiebras de los bancos Baninter, Bancrédito y Mercantil.

De esta manera, el grueso de estas repatriaciones ha comenzado a sentirse en la economía del país, ya que la abundancia de divisas está colmando al sistema financiero de la nación.

Estas situaciones, además de las buenas expectativas que se auguran para lo inmediato, han hecho desvanecer (al menos, por el momento), las predicciones de algunas entidades que, como la JP Morgan en un informe donde analizaba posibles y eventuales escenarios de intensificación de la crisis, asumía tasas de hasta RD$55.0 por dólar en promedio para el año y de hasta un RD$57.0 para el año venidero 2005.

Otras proyecciones en un escenario asumido al momento en que la crisis empezaba a disminuir su fuerza al segundo semestre de este año, como lo señalaran informes del propio The Economist, indicaban la posibilidad de topes sobre los RD$60.0 por dólar en caso de producirse mayores deterioros en la economía del país  para el año próximo.

Publicaciones Relacionadas