Letreros populares dominicanos

Letreros populares dominicanos

POR MARGARITA QUIROZ
Si por un momento intenta detenerse frente a la celeridad que envuelve el diario vivir en la ciudad de Santo Domingo y decide caminar, sin rumbo fijo, por algunas de sus calles, sin duda tendrá un inesperado «encuentro» con uno de esos letreros populares que tienen la particularidad de sorprender a cualquier mortal.

Algunos de estos son: «Se bende ielo a 50 chele», » Se vende ropa extr. de nuevayus», «Ciudadano por favor amarra tu funda coopere con el ayuntamiento», «Quizás te fío mañana», » Aviso- coñaso sierren la maldita puerta», «Aquí se vende melaza – o sea mata anemia – a 15 1/2 y 25 litro», «Carnicería se bende pollo, gallina, seldo y chibo».

Como bien se puede apreciar, sus «ideólogos» abarcan toda clase de temas, pero, por lo general, en la composición de su contenido no respetan ninguna de las reglas gramaticales ni ortográficas, mezclan ideas e idiomas en el mismo texto, desafían el tamaño, la forma y la altura de las letras e irrespetan la tipografía y la horizontalidad de las palabras.

En fin, los letreros populares constituyen la expresión más idiosincrática, pura, auténtica y variada del alma del pueblo dominicano.

Todo lo antes planteado se convirtió en el móvil para que el catedrático universitario Faustino Pérez, en colaboración con un grupo de estudiantes de Arte y Comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), ocupara 14 años de su vida profesional para recopilar y seleccionar un conjunto de fotografías y así crear lo que actualmente lleva por nombre Letreros Populares Dominicanos.

Se trata de una recopilación de 324 fotografías de letreros y grafitis que hablan de forma clara sobre la esencia del dominicano que vive en barrios populares de la Capital y otras poblaciones cercanas como Guayacanes y Haina.

Tienen mucho que mostrar

El catedrático universitario Faustino Pérez, autor del libro Letreros Populares Dominicanos, explica que los letreros que abundan en las calles de Santo Domingo tienen mucho que mostrar, ya que en un primer nivel tocan aspectos de errores gramaticales y culturales, tema de interés para los lingüistas, literatos, sociólogos, filólogos, artistas, economistas, comunicólogos, semiólogos, filósofos, antropólogos, artistas, etnólogos y otros académicos, incluyendo a los historiadores porque les sirve de «background» para estudiar un periodo histórico determinado.

Todo aquello que se vende aparece, de la misma forma, en los letreros populares, desde los artículos y electrodomésticos más inverosímiles –los cuales abarcan los producidos por las nuevas tecnologías, como las «cintas de vídeo», o los de la industria automotriz– hasta perros de raza, pasando por solares y fincas, así como los bienes de consumo que precisan ser arreglados o reparados.

Un caso digno de resaltar –apunta el autor– es el de un prestamista que le cobra a los morosos con un letrero colgado en la galería de su casa, en el cual incluye nombre y teléfono del deudor.

Los vicios y las virtudes aparecen por igual en este medio de comunicación, como por ejemplo los anuncios de banca de apuestas o convocatoria a cultos religiosos. Algunos crean desconfianza y mueven al escepticismo, cuando solicitan «muchachas de buena presencia» u ofertan una «mejora» cuando en definitiva se trata de una construcción en mal estado.

A través de los letreros populares se puede conocer cuáles son las bebidas que más se anuncian (ron, cerveza y refresco), así como las comidas típicas (yaniqueque, picalonga, picapollo) y los artistas populares de moda (bachateros y merengueros).

Se puede deducir además, que el pollo es la carne que más se consume y se sabe de antemano si el ave se vende viva o matada.

El sentido del humor característico del dominicano queda también evidenciado en los letreros populares con los refranes, proverbios, frases y moralejas, todos ellos transmitidos por la sabiduría popular. Este último dato, explica Pérez, merece un análisis aparte a cargo de los publicistas ya que estos pueden nutrirse de muchas de las ideas de las versiones populares de la publicidad.

Plantea el autor que algo curioso y preocupante para los consumidores resultan los precios que se quedan atrasados por la inflación, cuando los letreros que los presentan se diluyen al cabo de los años.

En este libro el profesor Faustino Pérez no trata de presentar un estudio científico, no obstante, se adentra en aspectos ideológicos, psicológicos, estéticos y económicos y a la vez valora los letreros populares desde un primer elemento: la marginalidad de sus autores. Es decir, que tanto en el aspecto educativo, así como en cuanto a su procedencia, es obvio que se trata de personas de un bajo nivel cultural, procedentes de barrios marginados o que viven en ellos.

El aspecto icónico de los letreros populares no debe ser subestimada, por la sencilla razón de que el mensaje llega con mucha mayor eficacia, en los sectores en donde el analfabetismo es comparativamente elevado.

Los pequeños empresarios, chiriperos, buscavidas, vendedores ambulantes y buscones promocionan y venden sus productos a través de los letreros populares.

Asimismo, plantea Pérez en su libro, los disturbios barriales, los grupos conocidos como Naciones, los enfrentamientos armados con la Policía, los ajustes de cuentas, las huelgas y paros, los viajes ilegales, los homenajes a las víctimas de violencia, las quejas por los apagones, la escasez de medicamentos y agua y las deficiencias del transporte son publicitados a través de los letreros populares.

Sin embargo, no todo es negativo y eso lo evidencian las convocatorias de las juntas de vecinos, de los clubes de barrio, de los ayuntamientos y escuelas.

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