Jesús se acercó a ellos y les dijo: –Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Mateo 28: 18
Es común ver personas que se dejan intimidar por el enemigo, al extremo de creer más en su poder que en el poder de Cristo Jesús. Por todo hay un temor, un pánico, una zozobra, pensando lo que va a pasar. Está claro que de esta manera es imposible vivir, ya que no tenemos paz.
Nuestra mente se ha dejado influenciar y ha quedado cautiva en las cárceles de opresión, las cuales han cegado nuestros ojos, para que no podamos ver la autoridad que en los Cielos, en la tierra y debajo de la tierra tiene nuestro Señor Jesucristo.
Su victoria fue ganada en la cruz hace más de dos mil años y aún sigue vigente hasta la eternidad para los que creen. Por eso, levántate y toma la autoridad sobre toda influencia negativa, y llévala al madero. Ahí es donde se ganan las batallas.
Recuerda que Él está sentado a la diestra del Padre intercediendo por nosotros para librarnos del lazo del cazador y de la peste destructora, para que ningún mal pueda prevalecer contra nosotros. Proclama que Cristo venció y que nosotros tenemos la autoridad delegada para poner a nuestros enemigos debajo de nuestros pies.