Ley del Libro para que la lectura avance

Ley del Libro para que la lectura avance

Gonzalo Castellanos V es promotor de proyectos especializado en diseño de políticas y sistemas de financiación de iniciativas culturales. Además es periodista y escritor que ha publicado varios títulos con temas relacionados con temas de cultura.

Su nombre está impreso en las leyes del Libro, de Patrimonio Cultural y del Cine de Colombia -de donde es nativo-, de Bolivia, Perú, Costa Rica y Panamá.

También en la Ley del Libro promulgada en abril de este año por el Poder Ejecutivo.  Esta ley (No. 502-08), que se dio a conocer en la inauguración de la pasada Feria del Libro, es al entender de Gonzalo “una de las más completas  de Latinoamérica”.

La única ley similar a esta que se conoce es la que existió en España, cuando ese país estaba interesado en rescatar y  conservar su patrimonio  arquitectónico.

Es que esta es la primera Ley del libro del área que crea una cadena industrial, “elimina todos los impuestos, gravámenes arancelarios para todos los insumos de la industria editorial. Equilibrando oferta y demanda, y creando incentivos tributarios”.

El elemento central de esta Ley  es el lector. A la pregunta eterna de por qué la gente no lee  llega la respuesta sabida: “porque el libro es caro o porque no hay incentivo a la lectura”.

Es por eso que esta ley ampara a todos los elementos relacionados con el mundo editorial: el componente editorial, al creador, al distribuidor, las librerías y las bibliotecas, con el componente tecnológico incluido.

Si desde abril hasta la fecha los lectores no han sido beneficiarios directos de esta ley, debe ser por desconocimiento de la misma.

Empezando por el hecho de que las impresoras gráficas y editoriales no pagan impuesto sobre la renta, “no pagan ni al inicio ni al final de la cadena”. Lo mismo el papel que las maquinarias industriales que se usan en la producción del libro.

Los escritores se benefician directamente de su trabajo ya que  están completamente exentos del pago del impuesto sobre la renta “a todos los libros que hagan en la República Dominicana”.

Las librerías ya no tienen que pegar el grito al cielo a la hora de importar sus libros, “porque ya ni los hechos aquí ni los traídos de allá tienen que pagar”.

La ley también incluye la libre circulación del libro, estipula la distribución “aunque todavía no se ha descubierto un mejor medio que la librería”.

A estas se agregan las bibliotecas públicas, cuyo crecimiento debe ser visible en poco tiempo, ya que la ley establece la llegada de los libros a las mismas para ser puestos a disposición del público.

“Es tan amplia la ley” -afirma Gonzalo- “que estipula que cualquier empresa que tenga  mil empleados, debe tener obligatoriamente una biblioteca al servicio de los mismos”.

Exoneraciones pro recaudación.  Como un especialista en el tema y con las múltiples experiencias de la puesta en ejecución de las leyes del libro en distintos países, Gonzalo    advirtió “que esta ley de nada serviría si no trajera su propia fuente de financiamiento”.

He ahí, que la Ley del Libro contemple un Fondo del Libro que se abastecerá “tanto municipal, como provincial y nacional a través del 0.5 por ciento de todas las Obras Públicas que se construyan en el país”.

Para alimentar esta fuente autónoma durante los próximos 5 años, el empresariado e industriales dispondrán de la facilidad de invertir “un millón en mecenazgo cultural. Y podrán reportarlo al fisco como un millón quinientos mil pesos”.

Esto a fin de que las bibliotecas, desde las más grandes hasta las más apartadas, tengan la posibilidad de acceso al libro “porque la idea no es un negocio para hacer millonarios a los editores, sino para que crezca la lectura y entender lo que se lee”.

En los próximos dos años  todos los municipios del país deben tener una Biblioteca Pública y las mismas deben estar dotadas de tecnología “por lo que quedan exonerados también todos los elementos tecnológicos que se importan”.

Y es que el estado de la lectura en el país es de una gravedad letal. “Se leen menos de dos libros per cápita por año”.

Por eso la idea es borrar este bajo índice en el menor tiempo posible. Gonzalo explica que toda la ley está estructurada para beneficiar al lector “y que este beneficio se dé en corto plazo”.

“Se contempló, sobre todas las cosas, la política de ejecución de la Ley, ya que hasta ahora los latinoamericanos hemos sido expertos en escribir leyes y no cumplirlas.

Dice que la lecto-escritura ha cambiado mucho: hay una lectura audiovisual, por las cuatro horas diarias de TV que tenemos y por la Internet.

“Con esta ley el país resuelve el equipamiento urbano de las bibliotecas escolares y el problema de la concentración de la cultura y hacer de las bibliotecas el lugar de encuentro por excelencia. No como una estantería llena de libros”.

Otros beneficios

De la Ley del Libro y bibliotecas

Escritores

No pagan por sus ingresos por derecho de autor. Los premios quedan exentos de impuesto sobre la renta y de Itbis. 

Libros

Entran y salen del país sin pagar impuestos ni aduanas. También gozan de tarifa postal reducida. Esto incluye sotfware educativos y maquinarias.

Editores

Impresores y empresas dedicadas a la publicación de libros quedan fuera del impuesto sobre la renta durante 10 años.

Feria del libro

Declarada evento de interés social, por lo que el Estado y las empresas privadas quedan en la obligación de apoyarla.  Cada celebración de la misma será considerada una zona franca temporal.

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