Leyes de Tránsito  ¿para qué?

Leyes de Tránsito  ¿para qué?

Esta debe ser la cuarta o quinta vez que nos hemos referido a este espinoso y controversial tema, en el cual, la falta de autoridad, la indisciplina y la prepotencia, tanto de los funcionarios como de los denominados “padres de familia”, han convertido las avenidas y calles de la ciudad de Santo Domingo y otras ciudades del interior, en una vorágine capaz de llevar a la desesperación y la impotencia, hasta a los ingleses que tienen fama de flemáticos.

  Este caos es y debe ser enfrentado por las autoridades que tienen que ver con la aplicación de las leyes de tránsito, que hasta ahora, por su permisibilidad y la mayoría de las veces por los agentes desconocer cuáles son sus funciones, toleran situaciones inadmisibles en un país que se cree civilizado.

   Últimamente los agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) han iniciado una campaña tendente a que todos los que circulan en motocicletas y bicicletas utilicen un casco protector.

 Este artefacto debe también ser llevado por el pasajero acompañante, porque evita los golpes más severos en la región más delicada del cuerpo humano: la cabeza.  Ahora bien, los motociclistas no respetan las señales de tránsito.

  Al ser un vehículo de dos ruedas, pretenden desconocer las señales de una vía y mucho menos los semáforos, emprendiendo una fuga desesperada cuando los mismos están en rojo.

   Los “motoconchistas”, institución élite del grupo privilegiado denominado “padres de familia”, cuando no están organizados con sus respectivos chalecos reflexivos, cascos y luces traseras, se adueñan de los intersticios entre los vehículos haciendo toda suerte de malabares que incluyen echar competencia entre ellos para montar un pasajero, que también, violando la ley, está fuera de la calzada para visualizar mejor su transportista.

 Un párrafo aparte lo constituye el hecho de que casi nunca, cuando circulan de noche, tienen luz trasera.

 Y si a eso le agregamos en las autopistas el movilizarse en vía contraria, nos damos cuenta el porqué tantos conductores de motocicletas son atropellados de noche en las carreteras y autopistas del país.

   Los conductores de vehículos, tanto los livianos como los pesados, también deben reflexionar antes de efectuar maniobras temerarias que ponen en peligro sus vidas y las de los demás conductores ajenos a esa conducta peligrosa y a veces provocante.  Si usted, de manera cortés le indica a un conductor que está circulando en una calle de una vía, le contestan con un gesto o con una grosería que puede degenerar en una trifulca.

 Esa es la causa de tantas muertes, ya que la mayoría de estos violadores de las leyes de tránsito, o son militares, hijos de políticos encumbrados o simplemente un psicópata que ha ingerido una buena cantidad de alcohol, o tiene como se dice vulgarmente “un pase” de las denominadas sustancias alucinantes.

   Si a los agentes de la   AMET y la Policía Nacional no se les instruye para que revisen y estudien las leyes de tránsito y que eviten las flagrantes infracciones a las mismas, que las apliquen “a todos por igual”, sean estos políticos, militares o “padres de familia” y que detengan a todos aquellos vehículos -que son muchos- que circulan sin placas, lo cual conlleva  su confiscación automática, no podremos llamarnos “ciudadanos civilizados” y cumplidores de las leyes y reglamentos que se hicieron para nuestra propia protección.  Como se dice por ahí: “En las manos de Amet y la P.N. está el pandero”.  

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