Libia celebra el tercer aniversario de su revolución en un clima de incertidumbre

Libia celebra el tercer aniversario de su revolución en un clima de incertidumbre

TRIPOLI.  Libia celebra el lunes el tercer aniversario del inicio de la revolución que derrocó al régimen de Muamar Gadafi en 2011, en un clima de incertidumbre, de profunda crisis política y de persistente inseguridad.

El primer ministro Ali Zeidan exhortó a los libios a superar las dificultades políticas y económicas que paralizan el país.

Proseguir esa revolución supone un «desafío» para los libios, aseguró, aunque reconoció que «la aventura no es fácil» y está llena de «dificultades».

Pero destacó los avances logrados con «el final de un poder individual y tiránico», entre ellos el de la libertad de expresión. No se ha previsto ningún programa oficial para este aniversario.

Pero celebraciones espontáneas son organizadas desde el sábado en varias ciudades, en especial Bengasi (este), donde se produjo la primera manifestación contra el régimen el 15 de febrero de 2011, antes de que la revuelta adquiriera una forma más organizada a partir del 17 de febrero.

La revuelta, convertida en conflicto armado, dejó miles de muertos y heridos y provocó la caída del coronel Gadafi a fines de agosto, seguida por su muerte el 20 de octubre de 2011.

Pero son numerosos los libios que no tienen demasiados ánimos ni motivo para celebrar. «(…) No hay razón para estar orgullosos, en lo referente a la actual situación del país», se lamenta «Tripolitanian» en su cuenta Twitter.

«No se ha hecho nada en tres años. Seguimos igual», indicó a la AFP Ahmed Fitouri, un universitario que afirma que «la revolución ha sido robada al pueblo por políticos que no hacen más que pelearse».

Sumido en la anarquía y el caos, el país padece una crisis política sin precedentes.

En efecto, el Congreso General Nacional (CGN, Parlamento), la más alta autoridad política y legislativa, se enfrenta desde fines de enero a un movimiento de protesta debido a su controvertida decisión de prorrogar su mandato, que terminaba en principio el 7 de febrero.

Electo en julio de 2012, el Congreso tenía por misión organizar elecciones generales tras la adopción de una Constitución cuya redacción no ha comenzado aún.

Bajo presión de la calle, el Congreso anunció el domingo un acuerdo entre sus bloques políticos con vistas a elecciones generales que designen a nuevas autoridades de transición, a la espera de la Constitución.

Pero no se ha hallado aún ningún consenso sobre el nuevo sistema político a adoptar para la próxima etapa de transición.

Algunos se declaran a favor de la elección de un presidente y de un parlamento, pero otros abogan por elegir de nuevo a los 200 miembros del Congreso.

Por lo demás, el futuro del primer ministro Ali Zeidan -que superó a fines de enero una moción de censura en el CGN- es siempre incierto.

Varios bloques parlamentarios están buscando un acuerdo sobre una personalidad más consensual para reemplazarlo, según fuentes del Congreso.

Para el analista político Sufien Al Mashri, «Libia se encamina hacia la perdición, las armas circulan por todas partes y reina la inseguridad».

Según él, «el país está en un callejón sin salida pues los nuevos dirigentes privilegian sus propios intereses en detrimento de los de la nación, y se aferran al poder».

 

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