Patrulleras de la Guardia Costera de Libia interceptaron a 143 personas que habían salido de una de las playas del oeste del país y navegaban a la deriva con la intención de alcanzar las costas de Italia a través del Mediterráneo central, la ruta migratoria marina más mortífera del mundo.
Los migrantes, la mayoría de ellos procedentes de diversos países de África Subsahariana, fueron devueltos a puerto en Trípoli.