Libro de Bernardo Vega es más revelador de 1994

Libro de Bernardo Vega es más revelador de 1994

Joaquín Balaguer

No solo se trata de fraude, protestas, encuestas, pactos. El libro es el más revelador documento sobre las traumáticas elecciones de 1994 porque Bernardo Vega, su autor, obtuvo informaciones inéditas de diplomáticos dominicanos y extranjeros, de observadores electorales que debieron salir del país bajo amenazas, de presidentes y funcionarios norteamericanos, de colaboradores de Balaguer.

Consultó archivos privados, como los de José del Carmen Ariza, embajador dominicano en Washington, Michael Skol, subsecretario adjunto para asuntos hemisféricos del Departamento de Estado de Estados Unidos, y obtuvo testimonios de Temístocles Montás, Euclides Gutiérrez, Teófilo Quico Tabar, entonces director general de Aduanas, Juan José Arteaga, Bill Clinton, Milton Ray Guevara, José del Castillo, Marilyn Zak, directora de la USAID en Santo Domingo, entre otros.

Además de los detallados informes sobre el proceso y la firma del Pacto por la Democracia, Vega precisa en su obra “Las dolosas elecciones de 1994 y su coincidencia con el embargo contra Haití”, las presiones de Estados Unidos para el bloqueo a ese país sobre el que publica una cronología, aparte de las amenazas y negociaciones narradas, citando el contrabando de gasolina a través de Malpasse y hasta del río Masacre, del cual se lucraban militares dominicanos.

Le puede interesar: Bernardo Vega publica obra sobre el “fraude del 1994”

Balaguer canceló al capitán del ejército Víctor Manuel Pérez de los Santos, “por ese trasiego de combustible”, apunta Vega.

Inicia con semblanzas de Balaguer, José Francisco Peña Gómez y Juan Bosch, de quien en 1965 dijo Lyndon Johnson: “No es bueno”, y Thomas Mann, subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos de Estados Unidos, acotó: “No sirve para nada”. Balaguer consideraba que Bosch no debía volver a la presidencia porque era “blando con los comunistas”.

“Siempre se burla de todos”. En agosto de 1994 falleció Luis Dhimes Pablo, miembro de la Junta Central Electoral, y “el Senado, controlado por Balaguer, propuso en su lugar a Leonardo Matos Berrido. Bosch criticó esa propuesta pues consideraba que representaba “un ultraje a la dignidad del pueblo dominicano”, recordando que Matos Berrido había asesinado a su esposa”.

Aun así, comenta Bernardo Vega, fue seleccionado a pesar de la queja de Rafael Molina Ureña, del PRD, y del comentario de Bosch “en el sentido de que esa designación desacreditaba el proceso electoral”.

Sobre Matos Berrido aparecen varias referencias. Pidió la renuncia del director del centro de cómputos “y logró colocar a Armando García como su sustituto”. Agrega que cuando la Junta decidió prorrogar la hora de cierre de los colegios electorales por disparidades en los listados, “al juez Matos Berrido se le ocurrió trasladarse a su casa a darse un baño por lo que no fue hasta las 6:15 p.m. cuando firmó el documento que establecía esa prórroga, por lo que tal aplazamiento no tuvo un efecto práctico”.

Quince minutos antes había llegado José Francisco Peña Gómez a la PUCMM, donde se reunían los testigos del Pacto de Civilidad, anunciando: “Hemos sido víctima de un fraude colosal”. Pidió la anulación de las elecciones “y el Departamento de Estado se mostró preocupado”.

“Una consultora del NDI (National Democratic Institute) fue amenazada y tuvo que salir del país, ante lo cual, y preocupada por la seguridad, esa organización ordenó a todos sus observadores hacer lo mismo”.

Peña Gómez denunció que habían sido excluidos entre 150 mil y 250 mil votantes y que su partido “recusaría a los jueces Matos Berrido y José Enrique Almánzar”. Se alegó que los reformistas “contaron con la complicidad del personal de la JCE”.

Peña culpó del fraude, además, al jefe de la policía, Rafael Guerrero Peralta, así como a Jacinto Peynado, Guaroa Liranzo y al experto venezolano Ildemaro Martínez, “quien había entrado al país por La Romana en vuelos privados en distintas ocasiones”.

Leonel Fernández opinó sobre Balaguer: “Tiene sus propios medios, sus propios trucos, entiende la necesidad de negociar el asunto haitiano para que lo dejen solo en el asunto electoral. Puede ganarle a Clinton, puede ganarle a cualquiera, puede llegar a un acuerdo con él, pero siempre se burla de todos”.

Representantes internacionales pensaban parecido. El Washington Post publicó que “… la experiencia reciente sugiere que la buena fe puede ser escasa con el señor Balaguer…”.

Skol informó a Bernardo que para el Departamento de Estado “nunca existió duda de que Balaguer y la JCE conscientemente elaboraron un inteligente fraude electoral cuyo propósito era robar las elecciones”.

Vega considera que Balaguer, “dada su conocida antipatía hacia las ideas liberales del PRD y dado también su antihaitianismo, quería evitar que Peña Gómez ganara las elecciones y tampoco deseaba que su potencial sucesor, Fernando Álvarez Bogaert, su candidato vicepresidencial, llegase al poder pues había tenido un problema político muy serio con éste. Posiblemente desde ese momento, Balaguer ya estaba considerando una alianza con el PLD en 1996 para impedir en una segunda vuelta que ni Peña Gómez ni Álvarez Bogaert llegasen al poder”.

Más leídas