Libro de Huchi Lora es un llamado a la lectura sana y divertida Tito y su nave crono espacial: Drake ataca en el Caribe, nos revela la fantasía y creatividad del autor cuya biografía se expresa muy bien en la obra escrita. El profundo amor patriótico, convicción de que no es verdad que se acabaron las utopías, firme creencia de que desde la educación se pueden hacer los cambios sociales que requerimos, son los pilares que dialogan en el trasfondo de este libro, que como agua clara en corriente cristalina confluyen en el punto afluente de uno de sus grandes anhelos: la libertad de los niños, niñas y adolescentes y su futuro asegurado gracias a la calidad de su aprendizaje.

Libro de Huchi Lora es un llamado a la lectura sana y divertida Tito y su nave crono espacial:  Drake ataca en el Caribe, nos revela la fantasía y creatividad del autor cuya biografía  se expresa muy bien en la obra escrita. El profundo amor patriótico, convicción de que no es verdad que se acabaron las utopías, firme creencia de que desde la educación se pueden hacer los cambios sociales que requerimos, son los pilares que dialogan en el trasfondo de este libro, que como agua clara en corriente cristalina confluyen en el punto afluente de uno de sus grandes anhelos: la libertad de los niños, niñas  y adolescentes y su futuro asegurado gracias a la calidad de su aprendizaje.

Con un profundo respeto hacia la psicología infanto – juvenil, el autor se adentra, desde su imaginario, en el rico mundo interior de los niños, niñas y adolescentes, pidiendo permiso de forma entretenida con esta obra, para que puedan comprender uno de los capítulos más influyentes e impactantes de nuestra historia.
En un relato lleno de héroes y anti héroes tanto visibles como invisibles, y usando la nave crono espacial como una metáfora de que es posible encontrar un medio que nos guíe en el reencuentro con nuestras raíces históricas, el autor traslada a los personajes infantiles a un mundo de aventuras donde se encuentran con los hechos de maldad, traición, egoísmo, actitud depredadora y conductas abusivas de una clase pirata que devastó nuestra isla de forma despiadada.
El suspenso no estuvo ausente como recurso que despierta en los lectores un impulso de seguir leyendo hasta el final. Así me pasó a mí, que volví a ser niño y me mantuve aferrado a la lectura para saber qué vendría después. La curiosidad, materia prima del aprendizaje y recurso primario para el rendimiento escolar en la niñez y adolescencia, se despierta a cada momento de la trama, elevando los niveles de atención para saber qué sigue.
Los valores morales estuvieron tan presentes en esta obra, como en la vida real lo asume su autor. Cada quien da lo que tiene, y resalta la presencia de los mismos en algunas frases y episodios que fueron parte del contenido, como por ejemplo: cuando el pirata Baker, un personaje de la obra dijo la frase, “un pirata no puede ser bueno: uno es pirata o no es. Ser o no ser. Es de resaltar los valores de la prisionera Pilar, que al ser secuestrada por el pirata Baker, se esperaba escapara y tomara venganza de su captor ante su convalecencia por fiebre amarilla, sin embargo no lo hizo y prefirió salvarle la vida a su captor, curándolo con los conocimientos que tenía sobre cómo tratar esta enfermedad.
La invocación encubierta que hace el autor a todos los niños y niñas, a redefinir su vocación de estudiantes, reivindicando los compromisos académicos, desde una tarea aburrida, a algo divertido y saludable, aliado de nuestro desarrollo personal, ¡no tiene desperdicios!
En una coyuntura histórica donde algunas figuras públicas se ufanan al ostentar que han logrado trascender sin necesidad de estudiar ni mucho menos leer; donde el valor del esfuerzo y la superación es conspirado desde una filosofía hedonista que preconiza el inmediatismo y el facilismo para la persecución de las metas; donde el sentido de trascendencia es burlado y valores tan fundamentales como el esfuerzo, dedicación y amor por la lectura se atrofian por falta de práctica, emerge esta obra de don Huchi como un despertar de destello que aplaca el sentido de desesperanza.
Nunca en la historia de la humanidad hubo tanto que leer, y paradójicamente tan poca gente amante de la lectura. Ya la ciencia ha demostrado algunas de las bondades de la lectura para la salud cerebral, entre ellas:
· Estimular la actividad neuronal
· Fortalecer la capacidad de juicio y análisis
· Mejorar la habilidad de relacionar conceptos
· Memorizar con más calidad y en mayor cantidad
· Ordenar ideas
· Generar temas de conversación, lo que aporta calidad en las relaciones interpersonales.
· Leer libros con contenido lúdico permite a los niños y niñas aprender de forma relajada, reduciendo el estrés y asociando el aprendizaje con bienestar y diversión, lo cual sintoniza con la psicología infanto- juvenil.
· Y más importante aún, el más reciente descubrimiento de las neuro ciencias: la lectura permite ganar reservas cognitivas, lo que significa que quien lee mucho desde niño, cuando llegue a la tercera edad será menos probable que sufra de alguna enfermedad degenerativa en el cerebro, siendo la más frecuente el Allzeimer, una de las formas más dramáticas de demencias. En otras palabras, leer desde niños retarda y previene la pérdida de memoria.
· Leer es bueno en cualquier edad, pero es en la niñez que se adquieren los hábitos y constituye la mejor etapa para aprovechar el potencial de un cerebro que aún está en proceso de desarrollo.
Así que en hora buena la llegada no tan solo de esta obra, sino también la incorporación de un método para cautivar a la población infanto – juvenil con uno de los recursos más subutilizados, y que ahora se reinvindica desde este libro: el recurso de la lectura. Y ni hablar que la integración familiar también se fortalece cuando padres, madres, hijos e hijas se sienten a conversar sobre el contenido de esta historia.
· Nunca he conocido un mal que una hora de lectura no alivie, decía Montesquie
· Eres el mismo ahora que dentro de cinco años, excepto por las personas que has conocido y los libros que has leído. Robert Frost.
· No debemos enseñar los grandes libros! Eso es vanidad. Debemos enseñar el amor por la lectura, y pienso que con esta Obra, don Huchi cumple muy bien el cometido,

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