Libro “Retazos de una vida”, una historia para contar

Libro “Retazos de una vida”, una historia para contar

Eran las 7:35 de la noche del pasado miércoles cuando en el salón Aída Cartagena Portalatín de la Biblioteca Nacional, los familiares, amigos y allegados a la periodista Carmenchu Brusíloff, haciendo absoluto silencio, escucharon expectantes la voz de su colega Nexcy D´ León, dando inicio al acto que los había convocado allí: la puesta en circulación del libro “Retazos de una vida”, de su autoría.

Acompañaron a Carmenchu directores, jefes de redacción, ejecutivos de medios y reporteros, así como hijos, nietos, amigos de toda una vida y compañeras de estudios, arropándola literalmente con su cariño en este momento tan significativo en el cual materializó uno de sus grandes sueños: escribir un libro especialmente concebido como “legado testimonial, para mis hijos, nietos y bisnietos”.

El sacerdote Ángel Soto hizo la invocación y pidió al Altísimo porque la protagonista del encuentro siga gozando de salud , además de dar gracias por las personas congregadas en este espacio, en un encuentro que también se convirtió en memorable tributo a la autora de “Retazos de una vida”.

Presentación. Alicia Estévez presentó el libro y leyó la semblanza de la protagonista, quien se hizo acompañar en la mesa principal, además de la propia Alicia, por la administradora general de “Listín Diario”, Gema Hidalgo de Vargas; Laura Olivo, diseñadora de la obra, y las periodistas Jacqueline Ventura y Norys Sánchez, prologuista y comentarista del libro, respectivamente.

“La riqueza de esta vida que nos cuenta doña Carmenchu incluye ser una niña del exilio; crecer en una dictadura y conocer la democracia. Disfrutar la posición de una joven privilegiada y, luego, enfrentar con éxito el desafío de ser una madre que se tuvo que ganar la vida para mantener a sus hijos. También, recibir numerosos premios, su recorrido por los cuatro costados del mundo, los pormenores de un ejercicio periodístico que incluye tres periódicos, ‘El Caribe’, el ‘Hoy’ y el ‘Listín Diario’, y que abrió nuevos caminos para sus sucesoras. Yo soy un testimonio de ello”, expresó en una de sus muchas reflexiones.

Canillitas con Don Bosco. La venta de la obra está destinada a apoyar el programa de la ludoteca con fines educativos de los Canillitas con Don Bosco, que cumple treinta años realizando una ardua labor educativa y pastoral a favor de niños y adolescentes. Por eso, el padre Juan Linares, su fundador, tuvo unas palabras de agradecimiento a la periodista, a quien definió como el primer ángel que tuvieron los Canillitas y la mejor mensajera para que la sociedad conociera y se solidarizara con el programa.

Agradecimiento. “Gracias por poner tu libro a beneficio de Canillitas con Don Bosco. El valor del dinero no lo da la cantidad, lo da su calidad. Hoy nos entregas un tesoro”, dijo Linares visiblemente emocionado, arrancando los aplausos del auditorio.
Palabras de la autora. Carmenchu tomó la palabra. Era su turno y momento de agradecer.

“Gracias a todos ustedes por acompañarnos a mis hijos y a mí en esta noche. Gracias a quienes han hecho posibles los recuerdos de una época en que entre nuestro grupo de periodistas prevalecía la mística de trabajo. Este libro ha sido escrito en forma periodística, que es lo que soy, aunque empírica, y lo he hecho a lo largo de ocho años, buscando datos, anotando recuerdos, leyendo, preguntando…”, expresó.

Agradeció muy especialmente a quien en la adversidad reforzó su espiritualidad: “Al padre Ángel Soto, mi profundo reconocimiento. En las dos ocasiones en que sufrí gravísimos problemas de salud, me transmitió su optimismo y pidió a Dios por mi recuperación. Llevó su inquietud a los Canillitas con Don Bosco, quienes pidieron por mí en sus oraciones. Y, como dice un refrán, “a los niños, Dios les hace caso”…

Dijo que Dios fue quien le permitió terminar este libro, en el que trata de mantenerse fiel a la que durante la mayor parte de su vida ha sido su profesión: el periodismo, que empezó a experimentar cuando siendo una niña de once años, acudía con su madre, María Ugarte, a “El Caribe”.

La actividad finalizó con un brindis de vino y bocadillos, mientras la periodista Brusiloff firmaba libros a quienes los adquirieron, desde un viejo escritorio de caoba de su propiedad, decorado con una máquina de escribir de su madre María Ugarte y una antigua cámara de rollo, utilizada durante varios años para sus reportajes de viajes. Mientras a su alrededor reinó un ambiente afectivamente familiar.

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