Libros
Expedientes reveladores

<STRONG data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2009/03/A781B9FE-FD35-4507-A1E2-A14B711BB517.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=248><noscript><img
style=

Revisando la documentación de Relaciones Exteriores de México encontró dos expedientes muy impresionantes: uno en el que se mencionaba un libro por cuya circulación protestaba entonces, 1949, el embajador dominicano en ese país, y otro, el más patético, un “Informe Confidencial” escrito por José Almoina Mateos, y que recorrió casi todas las cancillerías de América Latina. Era como “la célula madre” de “Una satrapía en el Caribe”, que escribió el refugiado español bajo el seudónimo de Gregorio Bustamante.

El historiador cubano Salvador Morales Pérez contó eufórico sus hallazgos a su colega dominicano Roberto Cassá quien lo animó a publicar ese reporte inédito con una introducción que vio la luz el pasado miércoles convertido en casi 400 páginas.

“Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista”, es la primera obra que se publica sobre el exiliado gallego a quien asesinaron en México dos pistoleros cubanos del siniestro Johnny Abbes.

El expediente de esta muerte también llegó a manos del consagrado cronista que  recoge por primera vez, además, valiosos y conmovedores testimonios de Helena, Leticia y Ulises, hijos del republicano socialista. . Eran frutos del matrimonio del escritor con Pilar Fidalgo. Leticia, residente en Ciudad México, heredó el archivo, la biblioteca, fotos, que puso a disposición de quien ahora  desmiente rumores que se han repetido sobre esta personalidad que exalta y defiende.

 “Creo que la novedad es una imagen lo más homogénea y completa y no un repertorio de chismes sin fundamento, como que Almoina se había acostado con la mujer de Trujillo, eso no se le ocurre ni a un niño de teta”. Descarta que su biografiado fuera un agente a sueldo de Trujillo o un traidor. Para él, Almoina merece “un acercamiento mayor, sobre todo porque cuando él sale del país y hace ese Informe hay una ofensiva por parte de Trujillo contra los intentos democráticos en América Latina”, declaró.       

El Informe fue igualmente localizado por Morales en los archivos de Relaciones Exteriores y en el Palacio de Miraflores de Venezuela. Tiene la impresión de que fue traducido al inglés “y se rumora que la comisión que se encargó de los conflictos entre República Dominicana y Haití y Cuba, entrevistó secretamente a Almoina. Él pone de relieve toda una serie de manejos verdaderamente audaces por parte de Trujillo con respecto a México, Colombia, Venezuela, Cuba, Haití, Estados Unidos”. 

Agrega que “la imagen que queremos ver de Trujillo como un chacal del Caribe, una bestia, nada más, sin dejar de ser cierto, me parece que caricaturiza demasiado a un hombre que desempeñó un papel en la vida política de esta región, desde los años 30 hasta 1960”.

Entre los trabajos sobre Almoina que preceden a este texto Morales cita el de Bernardo Vega, “Almoina, Galíndez y otros crímenes de Trujillo”, sin embargo destaca que Vega sólo le dedica tres “paginitas” a un Informe que tiene 93 páginas.

En el sensacional documento se revelan tramas, nombres de aventureros, golpistas, matones contratados por Trujillo para disponer el destino de otras naciones antillanas, controlar y repatriar exiliados opositores, derribar y sustituir gobernantes, amordazar la prensa y otras maniobras. Diplomáticos e intelectuales dominicanos fueron cómplices de esas operaciones en las que intervinieron también cónsules acreditados en Curazao, Canadá, Miami, Costa Rica, El Salvador… Almoina los nombra a todos en extraños ambientes, fiestas, borracheras, vida nocturna, con amantes, en reuniones.

Familia Vigilada

El hallazgo de la familia de Almoina es tan conmovedor  como los testimonios que ofrecieron. “Vivió compartimentada de esta realidad, ese tema no se podía tocar. Poco a poco se fueron dando cuenta de que estaban bajo una vigilancia muy fuerte. Cuando él vivía en Linda Vista le hicieron unos disparos y me cuenta Helena que siendo ella niña intentaron secuestrarla. En esos mismos días desapareció Almoina”, refiere. En tres ocasiones trataron de matarlo hasta la ejecución el 4 de mayo de 1960. Murió el 5 y sólo dijo, cuando lo conducían al hospital: “¡Fue Trujillo! Fue Trujillo!”.

“Vivía bajo una permanente tensión de que lo iban a ejecutar. Manifestaba: “Trujillo no perdona”. Y no lo iba a perdonar porque sabía que él había escrito el Informe Confidencial y se dio cuenta que él era el autor de “Una Satrapía en el Caribe”.

Almoina tutor de Ramfis, secretario particular de Trujillo, autor de “Meditaciones Morales” y “Falsa Amistad”  que salieron como obra de María Martínez, y del libro “La Frontera de la República Dominicana con Haití”, hoy aún de gran vigencia, son relatos del libro. Se cuenta, además, la cotidianidad en Estancia Ramfis y todas las interioridades del poder en las que estuvo metido, las informaciones secretas que pasaron por sus manos en ocho años, lo que despertó la envidia “de intelectuales envilecidos y escarnecidos por el régimen”. Almoina, por ejemplo, no era del agrado de Peña Batlle, apunta, y “la camarilla en ascenso encabezada por Anselmo Paulino enfiló las baterías contra el gallego”.

Morales reconoce que Almoina aceptó determinadas responsabilidades con Trujillo, lo que le costó la expulsión del Partido Socialista Obrero Español “y que todos sus amigos empezaran a mirarlo mal”. Pero no era traidor y nunca se hizo partidario del sátrapa, significa. El libro que escribió, “Yo fui secretario de Trujillo”,  lo hizo por sugerencia de la Primera Dama cuando su vida estaba amenazada. “Trató de comprarse un seguro de vida, pero no le valió de nada”, declara Salvador Morales.

“Bernardo Vega insinúa que el hombre estaba hambriento de dinero, de sacar recursos. Cucho Álvarez también dice que era un intrigante”. No lo comparte, aunque admite que Almoina tuvo sus defectos. “Pudo haber cometido errores pero llegado el momento, a diferencia de otros exiliados, decidió darle esa batalla a Trujillo de forma frontal, se enfrentó, y en cierto modo eso le permitió exorcizar la podredumbre que lo había cubierto, porque él también se embarró”, expresa.

Explica las razones del estilo de “Una Satrapía en el Caribe” y comenta: “Hizo uno de los trabajos mejor articulados contra la dictadura de Trujillo. Cuando ves el Informe Confidencial y lo comparas con “Una Satrapía en el Caribe” te das cuenta de que fue un buen golpe en el área intelectual, de análisis de esa tiranía, un golpe muy duro. Claro, “Una Satrapía en el Caribe” emplea un lenguaje vulgar, chabacano, lleno de vulgaridades, buscando disimular. Sin embargo, le dice a su hija Helena: “Si un gallego lee este libro, sabrá que fue escrito por un gallego”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas