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Obra de Euclides en el debate sobre Trujillo

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ÁNGELA PEÑA
Frente a un público selecto que  desbordó la capacidad del salón de la Academia Dominicana de la Historia, Euclides Gutiérrez Félix detalló el contenido de su exitoso libro saludando, reverente, las blancas cabezas de muchos presentes que fueron auténticos y verdaderos luchadores contra el régimen de Trujillo quienes, según él, “nunca han pasado factura al pueblo dominicano”

“Trujillo, Monarca sin corona” lleva tres reimpresiones de tres mil ejemplares, dijo la presentadora del autor, Vilma Benzo de Ferrer, y él refirió que le han propuesto llevarlo al cine y se ha negado. Emilio Cordero Michel, presidente de la Academia, leyó un breve perfil del disertante, interrogado después de una extensa exposición contando los motivos de la publicación en la que se mezclaron narraciones de todas las épocas.

Su encendida voz, la figura imponente, el relato anecdótico, cautivaban. Le escuchaban en silencio, aplaudían o reían de acuerdo a las reminiscencias y sus matices.

Ercilio Veloz Burgos le  dijo a Euclides Gutiérrez en un programa que los hijos de Trujillo se metían a los barrios a conquistar novias y mujeres ajenas y esa afirmación, que el historiador consideró falaz, despertó su interés en escribir la obra porque eso no era verdad, manifestó,  los hijos de Trujillo nunca caminaron por esos predios. “Ramfis era un príncipe heredero que no se casó con una muchacha de Galindo ni de Villa Juana ni tuvo los hijos con una muchacha del Centro Social Obrero”, declaró, diferenciando entre los Trujillo de primera, segunda y tercera, como le especificó Altagracia García Meléndez (Galolo), sobrina-nieta de Trujillo, aseveró.

Su padre lo vio discurrir con tanta responsabilidad y al llegar a la casa lo felicitó y le sugirió recoger testimonios y datos en un libro “porque ese episodio tan importante en la vida de nuestro país va a ser sepultado por la mentira” y porque “se quieren apoderar de la fortuna de Trujillo, que pertenece al pueblo dominicano”

Definió la personalidad del dictador, su instinto político felino, el conocimiento que tenía de las familias, su preparación escolar y la separación de sus hermanos, llamados “la pandilla de Pepito” que se burlaban de él llamándolo “Emiliano” por Emiliano Tejera alegando que “privaba en quien era uno de los ciudadanos más ilustres del país”.

Todo para rebatir mentiras como que el generalísimo fuera un sátrapa o que no sabía leer ni escribir. Aquí no había satrapía y además, “Trujillo escribía con un criterio de unidad en sus juicios extraordinariamente asombrosos para un hombre que no fue a recibir los beneficios de la escuela superior, ni un bachillerato, ni un doctorado, ni una licenciatura. Ahí están las cartas de puño y letra”, significó mostrando un documento de 1917.

Oposición y crímenes
Gutiérrez no sólo habló del Generalísimo y sus dotes. Señaló crímenes como el doloroso y siniestro de los “Panfleteros” de Santiago; el asesinato de Luis Perozo Fermín (Pichi) expulsado por Severo Cabral de la escuela, dijo, porque junto a César Gutiérrez, José Delio Guzmán hijo, Papito Cortorreal y otros escribieron “Trujillo asesino, ladrón”. A Perozo lo apuñalearon y dejaron morir en una acera.

Contó las reuniones de conjurados en la oficina de Rafael Augusto Sánchez, a las que asistían su hijo “Pupito”, José Aníbal Sánchez Fernández, Manolo González, Víctor Villegas, Toñín Rojas Mieses, “primer oficial que se asiló en una embajada”, acompañado “de un joven oficial que era Pedro Franco Badía”, entre otros.

Analizó la expedición del 14 de Junio, confesó su amistad con Minerva Mirabal, la labor conspirativa de la dama y lo que consideró un reto a Trujillo cuando la heroína en réplica al caudillo que le anunció que mandaría a sus mejores hombres a conquistarla ripostó: “¿Y si yo los conquisto a ellos? Cuando terminó la fiesta Trujillo la sentó porque entendió perfectamente que Minerva le había hecho un desafío”

Confió haber pedido a la hermana sobreviviente de la mártir: “Dedé, aclarara que Trujillo nunca enamoró a Minerva” y afirmó que “en términos físicos Minerva no era el tipo de mujer que le gustaba a Trujillo”.  Aclarando que las causas del asesinato fueron políticas, exclamó: “Por eso es que me rebelo contra todas esas mentiras. Los pueblos no pueden conocer su historia sobre la base de lo que no es la realidad”

En ese momento pidió a fundadores del 14 de Junio, algunos de los cuales llamó “compañeros”, ponerse de pie. Nombraba a Marcos Pérez Collado, Ramón Andrés Blanco Fernández, Manuel Augusto Díaz González, José Daniel Ariza Cabral, Manuel Rivas González (Nelo), Félix Serrata (Tito), Hugo Toyos, Francisco Antonio Avelino, Víctor Núñez, Rafael Espaillat, ellos se paraban y eran aplaudidos.

En el turno de preguntas se identificó Jesús de Galíndez hijo quien, con respeto, reclamó que se reconocieran los valores de su madre, Gloria Viera, de quien escribió Gutiérrez  que fue amante de Félix Hernández Márquez (El Cojo) e involucra en el secuestro de Galíndez. “Trujillo la mató a palos por el vientre. Su libro dice que era amante de “El Cojo” y yo llevo 30 años por saber si fue cierto”.  Esa afirmación la hacen diferentes autores, y agregó: “Gloria, a quien yo conocía, fue una víctima de esa vulnerabilidad de Trujillo. La muerte de tu padre fue un crimen de Estado. Desgraciadamente ni él ni Almoina se dieron cuenta de la peligrosidad del hombre con el que trabajaron”.

También asistieron Arnulfo Soto, Chana viuda Díaz, Carmen Durán, Dagoberto Tejeda, José Andrés Aybar, Salvador y Vetilio Alfau, José Joaquín Pérez Saviñón, Flavia García de Gutiérrez, Jacinto Gimbernard y otros historiadores, comunicadores, académicos.

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