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Los licores son bebidas alcohólicas obtenidas tras procesos de destilación, compuestas de alcohol, agua y azúcar al que se le añaden esencias aromatizadas. Son de colores vivos, brillantes y su sabor dulce y fuerte suele ocultar su alta graduación alcohólica, la que varía entre los 27º y 55º según sea la mezcla y el productor.
Historia. La producción de licores data desde tiempos antiguos. Los documentos escritos se lo atribuyen a la época de Hipócrates, quien decía que los ancianos destilaban hierbas y plantas en particular por sus propiedades para la cura de enfermedades o como tonificantes. Y estos beneficios son, al menos en parte, ciertos; hoy día es reconocido que la menta ayuda a la digestión.
De estos factores, que los licores son asociados a la medicina antigua y a la astrología medieval. A través de los siglos fueron también conocidos como remedios, aceites, bálsamos y finalmente como licores.
En la Edad Media los licores fueron elaborados por físicos y alquimistas como remedios medicinales, pociones amorosas, afrodisíacos y cura problemas. La realidad era que no se detectaba su alto contenido alcohólico y así permitía lograr propósitos poco habituales. Se debe tener cuidado con la ingesta de estas bebidas, ya que dado su fuerte sabor dulce, quien las bebe no percibe su alta graduación, de modo que al beberlos tenemos los efectos del consumo de alcohol, además de un aporte calórico elevado, en una cantidad reducida de líquido.
Existen tres tipos de licores
Aquellos en los que predomina una sola hierba en su sabor y aroma
Los elaborados a partir de una sola fruta, que los impregna de su sabor y aroma.
Los producidos a partir de mezclas de frutas y/o hierbas.
Elaboración. Existen dos métodos principales. El primero consiste en destilar todos los ingredientes al mismo tiempo, y luego endulzar y -a veces- colorizar.
El segundo se logra agregando las hierbas o frutas a la destilación base. Este método permite conservar el brillo y la frescura de los ingredientes.
Receta
Licor de Guineo
1/2 libra de azúcar
1/2 litro de agua
1/2 litro de alcohol
6 guineos
Esencia de vainilla
Preparación. Poner el azúcar con el agua hasta que se disuelva. Mezclar el alcohol, los guineos cortados en rueditas y una cucharada de esencia de vainilla. Se pone todo en un frasco de boca ancha, bien tapado. Se deja en infusión ocho días, se cuela por un cedazo y luego por papel de filtro.
