Liderazgo y Gobierno

Liderazgo y Gobierno

El liderazgo no surge por generación espontánea y no se llega a ser líder por decisión propia o ajena. Esa condición especial resulta de la conjunción de de situaciones coyunturales de un país o de una organización, y de la presencia de individuos con determinadas condiciones fuera de lo común que sintetizan las aspiraciones de los grupos sociales y/o ideológicos que intervienen en el curso del proceso social.


Así como ha habido -y hay- dirigentes políticos dominicanos que han sintetizados –y sintetizan- en sus ejecutorias de Gobierno la acumulación de los males y debilidades históricas y sociales de la República Dominicana, como Buenaventura Báez, Ulises Heureaux y Rafael Trujillo, por solo mencionar algunos casos, también ha habido hijos de esta tierra que han heredado en sus funciones de estadistas y en su vida misma a los valores que desde los inicios de la República enarbolaron Juan Pablo Duarte y los Trinitarios, como la fe en la capacidad del pueblo dominicano para enfrentar su propio destino y en la necesidad de que las funciones públicas sean la expresión del decoro y la dignidad de la nación.


Desde la noche de los tiempos de la historia del hombre, el liderazgo fue ejercido por el jefe de tribu en todos los órdenes: religioso, político, económico y moral. Éste era la síntesis de del poder total. Pero la transformación de la sociedad ha convertido, a través de cientos de miles de años, la piedra del paleolítico en cohete espacial. Y el avance de la división social del trabajo ha distribuido las funciones de los sujetos del conglomerado humano.

En la antigüedad hubo pensadores como Confucio, en China, y Sócrates, en Grecia, que ejercieron un liderazgo moral y social; Mahatma Gandhi, en la India, lo ejerció en el plano político; Martin Luther King, en lo racial y social; y la Madre Teresa de Calcuta, religiosa, en la esfera de la caridad misional, pero Juan Bosch construyó liderazgos diversos: político, cultural, social y ético-moral, desde que regresó a la Patria, en octubre de 1961, hace 60 años.


Su condición de líder y de símbolo viviente de la conciencia nacional son el fruto de una vida ejemplar y un conocimiento profundo del hombre y sus escenarios puestos al servicio de la humanidad. La lucha contra las dictaduras en sus varios exilios y el magisterio permanente a favor de la democracia, el desarrollo socio-económico y la libertad. A Juan Bosch le correspondió decir las grandes verdades, golpear con el látigo de su palabra luminosa los sepulcros blanqueados de aquellos tiempos y a los mercaderes que han profanado y profanan- el tempo de la política con sus ansias desmedidas de lucro y prácticas de indignidad.


Consciente de que el avance político y social es consecuencia del desarrollo económico, los primeros pasos del gobierno boschista de 1963 estuvieron encaminados a dotar el país de presas y plantas hidroeléctricas que facilitaran al pueblo y a las empresas el servicio de energía eléctrica. Ahí están el estudio y diseño de las presas de Taveras y Valdesia, al igual que el acueducto de Santo Domingo, así como termoeléctrica de Puerto Plata.


Ésta fue concebida en el marco de la Ley 38 de la zona franca industrial, la primera en América. Y el proyecto de ley sobre desarrollo e incentivo industrial, como base de la legislación que sobre este renglón de la economía se ha escrito después.

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