MONTERREY, México (AFP).- Los mandatarios de la Américas inician este lunes su quinta cumbre en Monterrey (norte de México) con disensiones sobre el contenido de la declaración final, que les obligará a definir sus prioridades respecto al ALCA, la lucha contra la corrupción y la financiación del desarrollo.

Las disputas de la semana pasada en especial entre Washington y Caracas, Brasilia y Buenos Aires, opacaron los esfuerzos de meses de los negociadores para sacar adelante la larga declaración, de unos 60 párrafos.

Fuentes diplomáticas apuntaban el domingo a que los fragmentos más polémicos podrían ser definidos por los propios mandatarios el lunes y martes, en sus tres sesiones de trabajo plenarias.

Cuatro puntos son los que provocaban principalmente el atasco este domingo, según fuentes diplomáticas consultadas por la AFP.

Esos puntos son la mención del ALCA, y en especial la fecha de su inicio (oficialmente en enero de 2005); la posibilidad de aplicar una cláusula de transparencia contra presidentes involucrados en temas de corrupción; plazos sobre cómo rebajar las comisiones a las remesas de los migrantes, y la creación de un «fondo humanitario» internacional.

La mención de plazos y objetivos concretos, que empuja Estados Unidos, ha despertado irritación en buena parte del resto de participantes, empezando por Brasil.

Por otra parte, Washington propuso vincular la capacidad de pago de la deuda de un país al crecimiento económico, una iniciativa que saludó este domingo el ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna.

La mayoría de participantes en la cumbre llegó este domingo para la cumbre de Monterrey (unos 950 km al norte de la capital mexicana), que también será ocasión para que algunos jefes de Estado y de gobierno que llegaron en los últimos dos años al poder se vean las caras por primera vez.

El forcejeo entre Bolivia y Chile por una salida al mar del primero podría ser abordado, aunque tanto La Paz como Santiago descartaron un encuentro entre sus respectivos presidentes, Carlos Mesa y Ricardo Lagos.

Washington también ha presionado a lo largo de las últimas semanas para que se mencione duramente el problema del terrorismo, algo que secundan países como Colombia, que piden más ayuda para combatir ese flagelo.

Ese tema, sin embargo, despierta ampollas en Venezuela.

Las duros calificativos que empleó el mandatario venezolano Hugo Chávez contra la administración Bush el pasado fin de semana, auguran un ambiente cargado en las plenarias que se celebrarán bajo fuertes medidas de seguridad en el Parque Fundidora de Monterrey, cercado por vallas de más de dos metros de alto.

«En Monterrey voy a decir lo que tenga que decir», explicó Chávez este domingo antes de partir de Caracas, tras denunciar una «componenda» contra Venezuela.

En cuanto a la corrupción, Washington quería poner el acento sobre la problemática en el seno de los gobiernos, empezando en la contratación de obras públicas.

Finalmente la declaración incluirá previsiblemente una mención a la corrupción en el sector privado, tras escándalos empresariales que sacudieron a numerosos países, empezando por el propio Estados Unidos.

También hay compromisos concretos en la lucha contra el sida o la ayuda a las micro y pequeñas empresas, en un continente con un 44% de la población bajo niveles de pobreza.

Afuera del recinto de la cumbre están previstas un par de manifestaciones, una de ellas por grupos radicales contrarios a la globalización.

La última cumbre de las Américas se celebró en abril de 2001 en Quebec (Canadá).

Desde entonces Washington ha abierto una guerra sin cuartel contra los países que considera terroristas, tras los ataques que sufrió en su propio territorio en setiembre de ese mismo año.

Esta reunión ha sido presentada por Washington como una demostración más de que América Latina nunca quedó fuera de su agenda.

Pero el conservador Bush tendrá enfrente suyo en las reuniones a países que han iniciado un amplio giro político, como Argentina, Brasil o Perú, y que acuden a la cita con sus propias exigencias.