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BAGDAD.- Emisarios de la Conferencia Nacional, que ayer aplazó la elección del Legislativo iraquí, llegaron a Nayaf, donde exigieron la capitulación del clérigo radical chií Muqtada al Sadr y el desarme de su milicia armada.

   La delegación formada por ocho miembros se vio obligada a viajar hasta la ciudad santa a bordo de un helicóptero facilitado por las fuerzas de Estados Unidos, después de que la Policía iraquí y la Guardia Nacional, rechazaran garantizar su seguridad por carretera.

   «Esto no es una negociación. Es una misión amiga que trasmite el mensaje de la Conferencia Nacional», dijo el clérigo Husein Al Sadr, impulsor de la iniciativa y familiar del insurrecto.

   Los representantes de la Conferencia Nacional, que en principio acordó enviar en autocares una misión compuesta por sesenta delegados, llevaban consigo el documento que contenía sus demandas.

   «Queremos que el Ejército del Mahdi se transforme en una organización política, y que abandonen el santuario de Ali con la promesa de que los que se encuentran en el interior no serán perseguidos legalmente. Esto es lo que quiere el Gobierno y todos los iraquíes», precisó Husein, copresidente de la Conferencia.

SIGUEN ATAQUES

Por otro lado, un soldado estadounidense murió y varios quedaron heridos en una serie de ataques en el barrio de Sadr City, feudo de la milicia de Sadr en Bagdad, indicó el martes el ejército de Estados Unidos. Además, tres vehículos blindados fueron destruidos en ataques en cadena con lanzagranadas RPG y bombas artesanales, añadió.

   También un soldado británico y un miliciano de Sadr murieron y varios resultaron heridos este martes en enfrentamientos en Basora (sur), informaron fuentes oficiales británicas.

   Por otra parte, un avión espía estadounidense sin piloto MQ-1 Predator se estrelló en Balad (75 km al norte de Bagdad), indicó un comunicado militar de Estados Unidos.

   En Nasiriya (sur) tres carabineros italianos fueron heridos en la madrugada del martes en combates con resistentes.

   En Bagdad, al menos siete personas murieron y 47 resultaron heridas por varios obuses, según fuentes médicas; en la »zona verde», área de máxima protección donde se celebra la reunión de la Conferencia Nacional, un soldado estadounidense y un vigilante resultaron también heridos.

   La votación para la elección del Consejo Nacional Legislativo iraquí -que diseña el proceso hacia las elecciones de Irak en 2005- fue aplazada hasta el miércoles, anunció el martes Fuad Masum, jefe del comité preparatorio de la Conferencia Nacional.

   Una de las razones alegadas para aplazar la votación es la ausencia de los integrantes de la delegación enviada a Nayaf a interceder ante Sadr.

   Los 8 miembros de la delegación de la Conferencia Nacional llegaron este martes al anochecer al mausoleo del imam Alí en Nayaf (130 km al sur de Bagdad) para reunirse con Sadr y pedirle que retire su milicia de ese lugar santo, corroboró un periodista de la AFP.

   El jefe de la delegación, Hussein al Sadr, pariente del jefe chiíta, precisó que no van a negociar sino que «se trata de una misión amistosa para entregar el mensaje de la Conferencia Nacional», que desde el domingo reúne en Bagdad a 1.300 delegados de todas las regiones del país.

   El mensaje -votado el lunes a mano alzada por la conferencia- pide que la milicia de Sadr se retire del mausoleo, entregue las armas y se convierta en un partido político, añadió.

   El martes por la mañana se volvieron a registrar combates cerca del mausoleo de Alí. Un fotógrafo iraquí de la agencia Reuters, Ali Abu Al Chich, de 25 años, resultó levemente herido en estos combates.

   El jefe de la policía de Nayaf, Ghaleb al Jazairi, amenazó con asaltar el mausoleo si los milicianos se niegan a deponer las armas.

   Por su parte, Moqtada Sadr saludó la propuesta del papa Juan Pablo II de mediar en el conflicto iniciado el 5 de agosto. «Saludamos la propuesta del Papa y le invitamos a que resuelva la crisis», declaró Ahmed al Chaibani, un portavoz de Sadr.

   El Vaticano confimó el martes que está listo para esa misión, pero a condición de que ambas partes deseen «verdaderamente» una solución pacífica.