Hoy 
BRUSELAS, (AP).- Lo recuerdan como «La Topadora», un diplomático de Estados Unidos de personalidad fuerte que podía avenir a políticos, militares de alto rango e incluso caudillos militares a la mesa de negociación para poner fin a algún conflicto.
Gobernantes y diplomáticos en el mundo elogiaron el martes al enviado estadounidense Richard Holbrooke por impulsar el fin de la guerra en Bosnia que duró de 1992 a 1995 y fue uno de los conflictos más sangrientos en Europa desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial y la estabilización de Afganistán, donde ha persistido el conflicto.
El principal oponente de Holbrooke en la guerra en Bosnia, el gobernante serbiobosnio Radovan Karadzic, incluso expresó «tristeza y pesar» por el deceso del diplomático estadounidense ocurrido el lunes después de que se le sometiera a cirugía debido a un desgarro en la aorta. Karadzic tenía intención de solicitar a Holbrooke que testificara en el juicio que se le sigue por genocidio.
En Afganistán, el Talibán se regocijó de la muerte de Holbrooke y lo atribuyó a los fracasos de Estados Unidos en la guerra que encabeza en ese país y a la «tensión psicológica constante con la que lidiaba» como enviado especial del presidente Barack Obama para Afganistán y Pakistán.
«La prolongación del conflicto afgano y la declinación constante del control de la guerra por parte de los estadounidenses en el país tuvo una mella letal en la salud de Holbrooke», dijo la insurgencia en los sitios de internet relacionadas a la yihad.
El Grupo SITE Intelligence, una organización privada estadounidense, da seguimiento a los comunicados de organizaciones rebeldes islámicas.
En Bruselas, el secretario general de la OTAN, Anders Fog Rasmussen, rindió homenaje a Holbrooke por sus destrezas diplomáticas, recordó su participación esencial en el Acuerdo de Dayton que puso fin a la guerra en Bosnia y elogió su labor en Afganistán.
El presidente afgano Hamid Karzai y el líder paquistaní Asif Ali Zardari también elogiaron a Holbrooke, que falleció a los 69 años. El ministro del Exterior de Suecia, Carl Bildt, quien se desempeñó como enviado a Bosnia a principios de la década de 1990, dijo que por su
El mote de «La Topadora» se debió a que Holbrooke obligó mediante la intimidación a los serbios, croatas y musulmanes a que aceptaran el fin de la guerra en Bosnia a veces con posturas diplomáticas peligrosas.
